Ha empezado el mundial y por cierto muy mal deportivamente para España. Pero eso no es lo importante lo que sería importante es que los brasileños no se dejaran engañar y no aceptaran que se gastara más en los estadios que en sanidad y educación.
Yo desde mi pequeña revolución de Santiago Uno espero desesperadamente que nos dejen el próximo año dar la Formación Profesional Básica a jóvenes de exclusión social. Estamos a merced de quienes gestionan nuestros impuestos con criterios a veces bastante injustos. Para la integración social se necesitan oportunidades de formación y trabajo adecuadas y singulares. De otra forma no nos extrañemos que los jóvenes se rindan y se distraigan con las drogas.
Menores que se drogan y que convierten la maría o el hachís en su Dios y prioridad, es por gusto, es por placer y cuando son de los excluidos es para olvidar. Se puede convertir en una obsesión y en una adicción que limita su voluntad y muchas veces crea una anedonia. Paseando con ellos por el barrio rojo de Amsterdan más que mirar a las chicas de los escaparates suplicaban como locos poder ver un coffee shop donde se vende maría legalmente a mayores de edad.
Pierden la esperanza cuando no se les da salida, son chicos con muchos talentos, pero si no se les deja expresar sus diferencias se convertirán en delincuentes o drogadictos en vez de trabajadores o artistas.
Hemos encontrado una ganzúa que abre muchas puertas a la esperanza y de forma muy barata para la sociedad, lo que hacemos ciertas asociaciones sociales, no se puede hacer en los institutos normalizados por muy públicos que sean. Nosotros hemos tenido el privilegio de ser aceptados por los últimos en su proceso de crecimiento y de cambio de hábitos. Cuando se han redefinido sus sueños y quieren dejar las drogas y la delincuencia por hacer una formación profesional básica alguien puede negarles la oportunidad porque no entramos por el embudo de la LOMCE, ojalá entiendan la importancia de las excepciones y también los sindicatos que sepan traspasar lo obvio y profundizar sin dejarse llevar por prejuicios y superficialidad.
Nuestros chicos no necesitan caridad, tienen mucho talento y vamos a intentar reclamar con ellos un derecho que han demostrado aprovechar y revertir en la sociedad. No nos engañarán con pan y circo, ni con drogas y fútbol. Si nos concertaran la Formación Profesional básica incluso mejoraríamos la ganzúa de los PCPI, si nos niegan esa posibilidad jugaremos a piratas y corsarios.