En un lugar perdido, y no de la Mancha de cuyo nombre no puedo acordarme, nos encontramos con una solución para los cientos de parques con los que nos topamos en cualquier espacio, y Salamanca no debería de ser un mundo aparte. Vean la forma que han encontrado estos ingenieros urbanistas de habilitar unos bancos para el descanso del paseante o del jubilado, que de todo hay en la viña del señor. Al tiempo que preservan los plantones que un día serán robustos árboles, le facilitan al andarín ciudadano, de una manera sencilla y sin excesivo gasto, la oportunidad de detenerse un rato, leer un libro o simplemente fumarse un pitillo. Al rato, cuando dirigía mi objetivo hacia una imagen tan sencilla, un amigo me llamó la atención y allí estuvimos largo tiempo platicando, hablando de política, de fútbol y del Rey que nos deja, medio 'desamparados'.