OPINIóN
Actualizado 14/06/2014
Tomás González Blázquez

El próximo miércoles 18 de junio, a las 19:23 h, se guardará un minuto de silencio en la Plaza Mayor de Salamanca. Por esos veintitantos partidos que no se han jugado en el Estadio Helmántico en el último año. Por las veces que abrimos el periódico buscando en la tabla clasificatoria a nuestro equipo y no lo encontramos. Por los goles que ya no marcó la Unión y también por los que no encajó. Por las bufandas blanquinegras que no se agitaron en las celebraciones y se guardaron en un cajón como reliquia para momentos especiales. Un minuto de silencio por la Unión Deportiva Salamanca.

 

Seguramente no seremos muchos. Ojalá me equivoque. España estará a punto de jugar esa noche contra "La Roja", que es Chile, en Maracaná. Una concentración de aficionados nostálgicos de un equipo que lo fue de Primera pero murió en Segunda B sonará rara en medio de la dictadura del éxito, de la victoria y de las exageradas primas por ganar un Mundial donde los estadios brotan entre las favelas. Sonará extraña en este fútbol donde a un club sin deudas, la Sociedad Deportiva Éibar, le han obligado a rebuscar dinero debajo de las piedras para poder competir en una Primera División ganada meritoriamente en los campos, en la que estará rodeado de clubes endeudados hasta el cuello que le quitarán sin sonrojo cualquier jugador con el que pueda soñar. Sonará el silencio como los goles que ya nunca festejamos, como los aplausos que no regalamos al once charro, como los pitidos que no se llevaron los árbitros (por ejemplo, el del partido inaugural del Mundial, del colegio japonés pero hijo adoptivo de Brasil).

 

Seguirá sonando bien el club fundado en homenaje a la Unión, que halló un acertado nombre, Unionistas de Salamanca Club de Fútbol. Un club de socios, a contracorriente, que dentro de pocos meses competirá en la provincial salmantina. Superado con creces el millar de socios, aprobados por ellos su escudo, su himno o su indumentaria, elegida recientemente la junta directiva y definida su estructura deportiva, Unionistas está llamado a ser la referencia del fútbol local. Que eche a andar en la categoría más baja y naciera en homenaje a la Unión, no segregado de ella poco antes de su desaparición o como aspirante a heredar su plaza de competición pero no sus deudas, es una apuesta por la deportividad que suena bien en el silencio de un minuto sin goles, de un año sin la Unión.

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