El agua es el mayor componente del organismo humano y como micronutriente debe formar parte integrante de nuestra dieta diaria y más cuando llega la época del calor y los termómetros sobrepasan los 30 grados en el mercurio. En esos días más que necesaria es imprescindible. La mayor parte de las funciones bioquímicas del organismo tienen lugar en el agua intracelular o extracelular y con el agua entran en el organismo minerales como el sodio, el potasio y el cloro, electrolitos necesarios para reacciones ácido-base (sodio), impulsos nerviosos, contracción muscular y mantenimiento de la presión sanguínea (potasio) y equilibrio entre ambas (cloro). Las pérdidas tienen lugar por orina, sudor, heces y pulmones.
Actualmente, se le da mayor importancia desde el punto de vista de la dieta saludable, hasta tal punto, que se han elaborado tablas profesionales de hidratación saludable. En el primer escalón está el consumo de agua de grifo o potable, las aguas mineromedicinales con bajo contenido en sal o las aguas de manantial. Las aguas potables deben de ser, para ser calificadas como tales, desde el punto de vista organoléptico, incoloras, inodoras e insípidas y desde el punto de vista bacteriológico inocuas. Generalmente son aguas de la escorrentía superficial, la mayoría provienen de pantanos que posteriormente son tratadas para su consumo público con derivados de cloro y/o ozono, este último más caro, aporta unas mejores características organolépticas. Antiguamente, existía un dicho popular que decía ¨agua corriente no mata la gente¨, hoy en día, dada la contaminación frecuente de las aguas superficiales, no debe considerarse ni seguro ni conveniente, dado que sólo son seguras las aguas corrientes de las altas montañas. Todas las demás deben considerarse de riesgo, debido a la costumbrita que tenemos de dejar nuestra huella animal allí por donde pasamos.
Diariamente se deben consumir unos 10 vasos, para llegar a unos dos litros de ingesta hídrica. Sólo en caso de insuficiencia cardiaca grave esta cantidad puede estar limitada. En los ancianos se recomienda la ingesta entre comidas para evitar la hipoclorhidria. Si bien se puede consumir menos cuando se consumen otro tipo de bebidas o alimentos con alto contenido en H2O como las frutas. La que más tiene es la sandía, típica fruta de secano que tiene un 95% de agua y vitamina A, frente al melón que es rico en vitaminas del grupo B.
Este líquido incoloro es necesario porque interviene en el equilibrio hidromineral de nuestros sistemas y aparatos como el cardiovascular y renal, fluidifica las mucosas y las secreciones de nuestro organismo; motivo por el cual es probablemente el mejor mucolítico que existe y, por supuesto, el más barato. El agua favorece la expulsión y limpieza de las vías respiratorias mediante la tos y los esputos, sin incluir los verbales que son cerebrales. Reduce el estreñimiento y en los ancianos la impactación fecal ayudando al ejercicio y al resto de la dieta a abrir la puerta de atrás. Por estos motivos, la ingesta de agua es importante, y sigue vigente el dicho que dice que ¨El agua es fuente de Vida¨.
Respecto a las aguas de mesa o mineromedicinales que actualmente se utilizan muchísimo, decir que son aguas tratadas y. por tanto, inocuas; pero sus propiedades medicinales son nulas, dado su escaso contenido en minerales.
El agua también es necesaria para Calidad de Vida, por eso hay que utilizarla para la higiene corporal, todos los días, y no sólo los días de fiesta y procesión. Y tan irregular es no utilizarla habitualmente como utilizarla obsesivamente, ya que excesivas duchas acompañadas de geles agresivos quitan el manto ácido de la piel y provocan problemas dérmicos. Actualmente forma parte de nuestro ocio activo e incluso terapéutico, es decir, de nuestro Bienestar.
Bebamos y utilicemos el agua como signo de Calidad y la Vida será más saludable, porque no tendremos desequilibrios minerales, ni golpes de calor, menores posibilidades de cólicos renales y apreturas anales.
JAMCA