OPINIóN
Actualizado 12/06/2014
Enrique de Santiago

            Cuando David se enfrentó a Goliat era consciente de la inmensidad y fuerza de su adversario, lo que generó la necesidad, al pequeñín, de agudizar su ingenio para poder hacer caer al gigante musculoso con una simple piedra.   Una de las ventajas del joven David era precisamente su juventud y, junto a ella, que el inmenso Goliat, en su grandeza tuvo su pequeñez, pues esa prepotencia fue la que le impidió observar las maniobras que certeramente realizaría su antagonista.

   Con el Archivo de Salamanca ocurre un poco como con David y Goliat, que una pequeña asociación, capitaneada por Policarpo Sánchez, es muy pequeña frente a la inmensidad de la Generalidad de Cataluña y sus falanges, entre las que se encuentran la hordas de  E.R.C.. Empero, en este caso, los defensores del archivo se están encontrando con un problema añadido, cual es que no se enfrentan a un gigante, sino a una Hidra de Lerna, con sus siete cabezas, con la virtud de regenerarse ante el certero tajo que propinaba Heracles, pues luchan contra el independentismo, oficial y oficioso, de los catalanes, contra las legislaciones zapaterinas de un PSOE desnortado y desnortador, así como contra un gobierno de Rajoyanos miedosos,  acomplejados y catalépticos que hoy te apoyan y mañana te apuñalan, en una forma de ser muy cainita.  En ese magma tóxico, Policarpo y sus leales no están solos, les siguen aquellos otros pequeños coherentes de VOX, algún medio de comunicación con sentido de España y alguno que otro, que cumple las condiciones para, al menos, hacer frente a la mentira, a la farsa, a la política "correcta" y a la casta.

   En su día empleé tres condiciones para testar lo que es y lo que somos en VOX, y que eran "pequeños", condición actual en periodo de superación y transformación en humildes; "locos", por y para defender España, su patrimonio, sus gentes, su historia, su futuro; y, finalmente, "paracaidistas", es decir, somos gente que viene de su profesión, su trabajo, su vida, actúa, busca el cambio y que una vez ejecutada su labor regresa a su vida, a su cotidianeidad. Pues bien, por todo ello, queremos no dejar de actuar, de apoyar, de trabajar ?en la medida de nuestras posibilidades- en la defensa iniciada, por aquella pequeña asociación de defensa del Archivo, pues es la misma lucha, el mismo planteamiento y los mismos objetivos que nosotros tenemos para nuestro país, para España.

Cuando, finalmente, seamos capaces de vencer esa Hidra voraz que pretende desmembrar España, algunos que hoy, desde su traición o desde su memez mental, nos llaman ultra-derecha, fascistas, etc. disfrutarán que otros podamos haber mantenido el envite y se apuntarán al carro ganador. Mientras tanto, no nos queda más que librar cada pequeña escaramuza, para intentar frenar a unas huestes que no paran frente a un gobierno, una oposición y un parlamento que no actúa, que no hace nada de nada y te mira con desdén.

El mantener el Archivo, como arca de la historia de una Nación, es un empeño que se asemeja demasiado, como dos gotas de agua, al que VOX tiene por mantener la unidad de algo que nació hace muchos siglos como para que, por un demagogo barato, una pandilla de descerebrados y unos impotentes políticos, echemos a la basura.

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