OPINIóN
Actualizado 10/06/2014
Cipriano Pablos

No corren buenos  tiempos para el Monarca y, por consiguiente, para la Monarquía. La sociedad  va tomando posiciones y los augurios no pueden ser alentadores.  Echar mano del recurrente motivo de la salud, no parece muy convincente. Hay otros horizontes y otras saludes nada claros  que pueden ser los reales motivos de abdicar.

 Que determinadas cosas no trasciendan a la opinión pública, quizás fue posible en otros tiempos. Hoy es imposible con los recursos que hay y la posibilidad de opinar que tiene hasta el más tonto del pueblo.  La emergencia de movimientos radicales de izquierda que están y van a seguir estando en la calle clamando por la tercera República, no justifica la prisa ni el momento.  Son los que son y no tienen la fuerza democrática suficiente para hacer saltar por los aires una Monarquía de 39 años.  Cierto es que hay muchos más republicanos, pero estos sabrán elegir el momento y la vía legítima para plantearse un cambio de esta naturaleza.

 ¿Qué ha fallado para estar donde estamos? Yo creo que nos ha fallado el propio Rey. Por muy humano y Borbón que sea, no ha sabido estar a la altura que era de esperar en muchos momentos y situaciones.  De un Rey se espera más. Si hacemos caso y nos creemos tanto como de él se ha escrito, tenemos que poner en cuarentena  su categoría de esposo, de padre y hasta de buen español. Ha entrado, por méritos propios, en esa larga lista de "servidores del pueblo" que han aprovechado su status para beneficio propio. Y la sociedad hoy está hipersensibilizada con estos temas y repudia a quienes los practican. 

Es normal que en estos días del "adiós", quién más, quién menos trate de buscar lo bueno, que lo ha habido, pero no será suficiente para ocultar y hacer olvidar tantos episodios poco ejemplares. 

El anuncio de la marcha de Rubalcaba ha precipitado las cosas, porque aunque no se necesiten los votos del PSOE, siempre será mejor lograr un consenso mayor, similar al del inicio de la democracia.   El mapa político está evolucionando hacia una mayor presencia parlamentaria de otras fuerzas, hoy pequeñas, pero que pueden conseguir un gran impulso en próximas elecciones.  Lo que pueda deparar el futuro en este campo es toda una incógnita.  Mejor no aventurarse, habrán pensado . Y aunque el horno no esté para bollos, le van a pasar la patata caliente a D. Felipe, que está limpio, que conserva una buena imagen y que puede recuperar el tiempo y el prestigio perdido.

 Descansarán los corzos, los venados, las cabras montesas, los elefantes?  Nómbresele "Jefe de ventas" para el mundo árabe y asígnesele una comisión digna.  Y que descanse, también.

Mientras tanto, BIENVENIDO, FELIPE VI. Que Dios te ampare.

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