En España tenemos la gran suerte de gozar de libertades como en la mejor de las democracias. Vivimos en democracia, sin adjetivos; si le ponemos algún adjetivo empezamos a falsearla, lo mismo me da decir democracia real que democracia orgánica, ambas responden a interpretaciones de parte.
Eso del Referéndum esta de moda, cada paso que se intente dar es preciso ver si se cuenta con el beneplácito suficiente para dar el paso siguiente. Nuestra constitución, se pone en duda su validez alegando que el setenta y cinco por ciento de los actuales posibles votantes no tenían edad cuando se aprobó. La mayor potencia del mundo EE.UU. tiene una constitución de más de doscientos años y ningún americano se atreve a poner en duda su validez actual. Aquí lo que hicimos alguno de nosotros o los padres o los abuelos ya no puede ser válido.
La sabiduría aconseja que en época de tribulación no es conveniente hacer cambios. Esta crisis que estamos atravesando no es solamente económica, es una crisis de valores en la que toda nuestra sociedad, de continuo, esta presionada por minorías tanto territoriales como sociales que pretenden imponer su criterio por encima del interés nacional.
Es hora ya de pensar en España y en que todos los españoles tenemos derecho a vivir en paz, sin que los iluminados de turno pretendan continuamente reformas y contrarreformas con las cuales lo único que hacemos es sembrar dudas sobre nuestro futuro y su desarrollo social y cultural, que tanto necesitamos.
Ceder ante quienes ante quienes no respetan las leyes y de continuo están intentando romper nuestra convivencia, es un gravísimo error que espero y deseo no se cometa una vez más.