Llevo tres días con la historia del Rey saliente y ya me duele la cabeza; me he tomado dos actrón y no hay manera. No se me quita el dolor. Que conexiones tan raras ¿verdad?, se va un Rey y a mi me duele la cabeza. ¿Qué extraños argumentos telepáticos harán que dos cosas tan dispares coincidan. Son cosas que bien podrían analizar compañeros sesudos analistas de este diario porque a este digital se le podrá reprochar algo que no de generosa tolerancia opinadora. ¡Joder, somos un ciento!
Para los flamencos salmantinos contarles que hoy en el Ateneo a las 20,30h, bajará de los cielos el gran Paco de Lucía para hacerse unas risas con nosotros. Su espíritu nos va a acompañar hora y pico. Sesión para amantes de la soleá, la bulería, o esa mágica rondeña con la que solía abrir sus conciertos. Alguien se pondrá una sonanta en el regazo y dejará caer con suavidad el toque que nos llevará a la memoria de Paco. Aquel humilde niño criado entre los gitanos y su hambre y su miseria, a la vera del mar, en Algeciras. Y que luego, como Mahoma, creó legiones y legiones de discípulos por todo el mundo.
Ha bajado el paro, otro fulano ha matado a su ex, seguirá el calor, viene la Renta, los jueces también beben, una pregunta: tengo que pasar la revisión de mi Ford Focus, ¿dónde voy? ¿a Ávila, a Zamora, al Quinto Coño??
Me duele la cabeza y no hay forma.