Un informe de Medio Ambiente corrobora que la muerte de los animales fue consecuencia del ataque de las aves
Una ganadera de la localidad de Robleda ha visto cómo unos 200 buitres acababan con la vida de una vaca y un ternero de su propiedad en un paraje del Teso Apostado, en la Laguna Nueva de la localidad. Según explica la ganadera, la vaca -de raza cruzada limusín y de tres años de edad- se puso de parto, siendo devorada posteriormente por los buitres tanto ella como su cría.
Tras emitir la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León el preceptivo informe en el que se confirma cómo murieron los animales, la ganadera ha presentado una denuncia ante la Administración para que le sea resarcido el valor económico de la vaca y la cría.
Concretamente, Asaja pide a la Administración que autorice a más ganaderos a dejar los cadáveres de animales muertos por causas naturales en el campo, para que sirvan de alimento a las aves necrófagas. De esta forma, se evitaría también el sufrimiento de los animales vivos que son atacados por los buitres.