OPINIóN
Actualizado 03/06/2014
Alfredo Pérez Alencart

La primera noche que llegué al hotel Plaza de Nazaret, lo vi sentado en la amplia recepción. También a la mañana siguiente, mientras bajábamos a desayunar Margalit Matitiahu, Jacqueline Alencar y este escriba. Ambas veces nos habíamos intercambiado un gesto de saludo: intuiciones de quienes se reconocen poetas aun sin cruzar palabras. Luego del excelente desayuno, y mientras decidíamos qué gira hacer por Nazaret, pues teníamos la mañana libre, nos instalamos en el hall del hotel. Allí, en uno de los cómodos sofás, estaba Knut Odegard (Molde, Noruega, 1945) en compañía de la poeta israelí Hava Pinhas-Cohen, su traductora al hebreo. Intercambiaban opiniones respecto a algún trasvase de versos. Y entonces nos presentamos y nos fotografiamos. Hava Pinhas-Cohen, buena amiga de Margalit Matitiahu, es directora de una reconocida revista literaria de su país, y ya había manifestado su deseo de publicar algunos poemas míos traducidos al hebreo por la inmensa poeta sefardita.

Fue un encuentro breve pero intenso. Knut me comentó que me dedicaría una antología de sus versos traducidos al inglés y que me lo entregaría al día siguiente, tras su lectura en el XV Festival Nisan Internacional de Poesía, encuentro en el pueblo galileo de Meghar al que nos había convocado Naim Araidi, destacado poeta árabe-israelí. Por mi parte yo le adelanté mi pequeña antología Regreso a Galilea, con siete poemas traducidos al inglés, hebreo, árabe e italiano. Pero tras la lectura Odegard tuvo que volver de prisa a su país y ya no pudimos vernos.

Tras llegar a Salamanca intenté encontrar algún libro o poema suyo traducido al español, pero el esfuerzo fue en vano. No obstante, hallé un poema traducido del inglés al portugués por el poeta lusitano João Luís Barreto Guimarães, afincado en la ciudad de Oporto. Estaba extraído de la misma antología que yo había tenido entre manos y que estaba siendo utilizada mientras traducían sus poemas, esa mañana en Nazaret: Selected Poems (2009), publicados por la editorial irlandesa Dedalus Press, con traducciones de Brian McNeil.

 

Aquí mi versión castellana, siguiendo la estela del trasvase de Barreto Guimarães:

 

SACERDOTE

 

El tío Knut es sacerdote.

Era un hombre práctico, aunque para él

el latín era griego.

Murió mientras construía, estaba

excavando el terreno para su nueva casa

cuando el corazón se le paró.

 

Era más un electricista

que un predicador, comenzaba siempre la homilía

diciendo: "No sé mucho de discursos"

y en cuando a eso decía la verdad.

 

Realmente no tenía mucho que enseñar

a los parroquianos; ellos tenían sus propios problemas

con los nacimientos, el amor, con las muertes,

y él no poseía palabras para tales cosas.

 

Pero aprendió a unir

cables eléctricos y visitaba a las gentes en sus casas

y reparaba cortocircuitos y cajas de fusibles con fallos,

conectaba lámparas en el lugar

 

y donde  quiera que él hubiese estado, había luz.



Y claro, leyendo algo de sus datos biográficos, comprobé que buena parte de su poesía está religada al cristianismo. Primero de fe protestante, estudió teología y filología y publicó su libro inicial en 1967. Posteriormente, en 1992, se convirtió al catolicismo. Ha publicado más de cuarenta libros de poesía, novela, literatura infantil y juvenil, teatro y viajes. Entre sus poemarios están El aliento de Dios, Missa, Judas Iscariote o Yahweh, lo que confirma lo señalado respecto a la orientación de  sus versos.

Knut vive indistintamente entre Molde, su ciudad natal, y Reykjavik (Islandia). En Molde, un hermoso puerto situado entre la costa meridional y las montañas Romsdal de Noruega, Odegard creó el festival literario más señero de Noruega.

Ya le escribiré 'reclamándole' el libro prometido, pero mientras tanto le adelanto esta noticia y mi saludo.

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Noticia del poeta Knut Odegard