OPINIóN
Actualizado 01/06/2014
Pedro Samuel Martín

Durante estos últimos días, veo como en las redes sociales se están acentuando  una serie de actuaciones por parte de ciudadanos,  por llamarlos benévolamente de alguna manera, que amparándose en el anonimato o en  pseudónimos, vierten ofensas contra determinadas personas, que su nexo de unión es el mismo, el dolor sufrido por un hecho traumático, en estos casos, asesinadas o que hayan sufrido el terrorismo en sus carnes, pero lo más importante de todo ello, es la cobardía con la que actúan, sin dar la cara en aquellas expresiones y calificaciones.  

Las redes sociales, ahora mismo son la vía de comunicación social más importantes para el desarrollo de cualquier  sociedad avanzada, pero están sirviendo y se están mal utilizando como asilo de aquellos cobardes que no son capaces de dar la cara y se ocultan en el anonimato para verter auténticas  villanías,  como ha sido en los casos  de la operación que abrió la Guardia Civil llamada " Operación Araña " y que fueron detenidas algunas  personas a lo largo de toda la geografía nacional  por enaltecimiento del terrorismo a través de las redes sociales, Twitter y Facebok, entre otras cosas.

Quiero hacer mención expresa a estas perlas, las trascribo literalmente, para que los lectores sean conscientes de la literatura que utilizan, como decía al principio estos  "ciudadanos" 

"Gora ETA, muerte el Partido Popular" o  "Lo mejor que nos podría ocurrir es la vuelta de ETA a las armas y posterior eliminación del Partido Popular a base de bombas y tiros en la nuca",

"Me la suda por tiempos la muerte de Miguel Ángel Blanco. Es más, me alegro más ahora porque deseo la vuelta de ETA para que haga lo mismo",  "El próximo 13 de mayo sería el cumpleaños de Miguel Ángel Blanco, pero oooh!! ETA le metió dos tiros en la chola.

O, contra Irene Villa, que perdió las dos piernas en un atentado cuando era niña, y el propio José Antonio Ortega Lara, todos ellos iconos y referentes de la resistencia del Estado de Derecho ante los terroristas.

Y también por hacer mención a los más recientes, e igualmente indignos comentarios hacia Isabel Carrasco asesinada la pasada semana en León, que llevó a la destitución de dos concejales de una formación política.

O los comentarios  antisemitas y xenófobos, vertidos en infinidad de mensajes en twitter en el partido de baloncesto entre el Maccabi de Tel Aviv y el Real Madrid.

No podemos permitir ni tolerar este tipo de actitudes, y para ello debemos regular y recoger este tipo de delitos en nuestro código penal, para que quede marcado la diferencia entre lo que es delito y lo que no, lo que es libertad de expresión, y lo que es apología del terrorismo, difícil en todo caso.

Debe de quedar perfectamente delimitada la línea que separa la libertad de expresión, con lo que es una opinión;  con una injuria o una ofensa, para que  todo ello  marque  esa diferencia necesaria entre este tipo de comentarios, y de esta manera, saber a qué atenernos antes de hacer cualquier tipo de manifestación en las redes sociales.

Hasta ahora la mayoría de este tipo de infracciones son sobreseídas o archivadas, y lo digo por experiencia propia, muy injusto, porque da lugar a potenciar más este tipo actitudes.

Menos mal, que siempre nos quedarán las fuerzas y cuerpos de seguridad, con su alerta constante, para garantizarnos que la impunidad de aquellos que tienen perfiles falsos o seudónimos, serán detenidos, porque afortunadamente las nuevas tecnologías,  también dejan huellas que se puedan rastrear, y como no, identificar;  como poco, ¡por ahora!

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