El domingo 26 de mayo, el Papa Francisco visitó la ciudad de Belem, en los Territorios Ocupados de Palestina en Israel, para celebrar en la plaza del Pesebre una misa multitudinaria ante miles de palestinos que en ella se agruparon.
Según el gobierno de la Autoridad Palestina, más de 800 periodistas habían solicitado la acreditación correspondiente para cubrir el acontecimiento y a los que se citó a las cinco de la mañana en un hotel de Belem, cinco horas antes del comienzo de la misa. Salimos de Jerusalem y después de cruzar el chesk point correspondiente llegamos al lugar de la cita donde nos obsequiaron con un desayuno palestino. Más tarde nos invitaron a dejar nuestras bolsas y equipos en el suelo, para que un perro dirigido por un policía los fuera olfateando por si guardaban? A continuación una mujer policía cacheaba a las mujeres y un policía masculino hacia lo mismo con los hombres.
Nos subieron en autobuses que nos llevaban al recinto donde se celebraría la misa. Una vez allí el despliegue de equipos, trípodes, cámaras, micrófonos, ordenadores y demás utensilios comenzaron a tomar las mejores posiciones desde las que poder transmitir las crónicas del evento y a llenar el gran salón acondicionado para la ocasión como sala de prensa.
Y mientras unos preparaban sus equipos, otros buscaban protagonistas para entrevistarlos, algunos ensayaban sus "entradillas", los siguientes comenzaban a editar y el resto simplemente descansaban a la espera de realizar su trabajo. Horas de espera que finalizan cuando el portavoz del Vaticano, Monseñor Lombardi, se acerca a la sala de prensa para resumir las actividades del Santo Padre y someterse a las preguntas de los periodistas de medio mundo.
Por último los equipos vuelven a sus fundas, los editores corrigen y envían sus crónicas y todos emprenden la vuelta por el mismo camino por el que llegaron.