OPINIóN
Actualizado 26/05/2014
Jesús Garrote

Yo también vi el partido con mis hijas y aunque me alegré de la victoria del Madrid, no me habría importado que ganara el Atlético. Reconozco ser cómplice de esta sin razón y siempre digo que cuando voy al circo me cabreo con los futbolistas de élite, unos se juegan la vida y realizan hazañas excepcionales y otros dan patadas a un balón, unos malviven y otros derrochan y se valoran más que arquitectos, maestros, médicos o agricultores. Esta es la oferta y la demanda de este sistema capitalista, estas son las prioridades de nuestra avanzada sociedad. Pero recuerdo una frase de Milani que decía que la verdadera cultura está en aquel que perteneciendo a la masa domina la palabra.

Sinceramente me gusta ver los partidos de fútbol de la selección española y algunos como el de ayer, lo disfruto en familia o con los amigos y me parece sano. Espero ser radical ante el sufrimiento ajeno, pero no me gustan los remilgos de los fundamentalistas "anti". Antifútbol, antitoros, antireligión, a veces se autoatribuyen una autoridad moral que juzgan a los demás con muy poca dosis de autocrítica y creyéndose estar por encima del bien y del mal. Esta misma superioridad es la que sienten los tradicionales juzgadores de lo ajeno, aquellos que ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el suyo, aquellos que ven brujas en lo que no entienden.

Demos libertad para las emociones sanas no impuestas. He disfrutado de preciosos sentimientos en una iglesia, en una mezquita, en un campo de fútbol, en un teatro, en una pista de  baile y en una clase. Los prejuicios morales son inquisitorios vengan de donde vengan, aquí también es necesaria la humildad y no creerse mejor que los demás.

Viendo ayer los palcos llenos de "responsables" políticos donde se cuecen muchos negocios con el esfuerzo de los demás, se me revolvía un poco el estómago por ser la primera vez desde mis dieciocho años que no voy a votar. Yo soy responsable y como la mayoría de los españoles me dejo la piel en el campo, no cobro lo que ellos  y no quiero ser como ellos, de esta organización y complot no quiero formar parte, quiero alejarme de los "divos y divas" aquellos que se aprovechan de la democracia y del dolor para sus insanas ambiciones de poder y ego.

Soy feliz y mi sueño es ser una persona normal que dedica la mayoría de  su tiempo a su familia, que se ríe con sus hijas y pasea con su mujer. Hay muchas otras versiones de familias o tribus que son igualmente válidas cuando generan la positiva energía de quererse y ser queridos, sin más pretensión que buscar el bienestar del que tienen al lado.

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