OPINIóN
Actualizado 25/05/2014
Andrés Alén

De antiguo viene que para llegar a una vida plena, deberíamos tener y cuidar un árbol, escribir un hijo y plantar un libro, y yo lo creo, con permiso de José Martí. Hacer todo lo posible para que la naturaleza crezca amiga, riegos y podas, y sentirla nuestra, poseer y ser poseídos por ella; como creo que deberíamos intentar escribir el hijo como fruto de una vocación irresistible por narrar la vida desde un personaje entrañable al que cuidamos frase a frase para que pueda llegar a ser libre como en las nivolas, de Unamuno. 

Y plantar un libro; que no es sólo el placer de ilustrar nuestra soledad, si no sembrarla y compartirla, no sólo un ejercicio de destreza, ni una exhibición de autoayuda sin brazos hacia afuera, pues las palabras nos vinieron de la boca de cercanos otros se hicieron para el oído del otro y se escribieron e imprimieron para otros cómplices más lejanos, como semilla que acabara por dar sombra y fruto y más semillas cuando caiga en tierra fértil.

Claro que los libros, los poemas, las ideas se plantan y dan fruto, que más allá de cuantificables plusvalías, son el pago verdadero del que busca en las artes un sentido de vida que le acerque lo mejor de él también a los demás.

Ya sé que hay palabras que parecen pertenecer a un poema perfecto e ideal, alma, soneto, cielo, Ferrari?y otras quizás más desnudas que asociamos con la tierra que pisamos y mancha cuando se convierte en barrizal, hambre, esclavitud, dengue, sequia... Y que algunas otras comparten esos mundos y se nos presentan como la parte más humanizada de ese idioma heredado de la sociedad de hombres y los siglos, y nos llaman a movernos hacia una inesperada dirección, justicia, trabajo, fraternidad, manos unidas, compromiso, solidaridad.

Como todos estos años a mí y tantos otros artistas salmantinos, pintores, dibujantes, fotógrafos o escultores de nos da la oportunidad de que nuestras obras, con la generosidad e implicación de otros sirvan de semilla para ser plantadas, se transformen y den fruto en otros lugares, en forma de proyecto social bien atendido y entendido.

 La llamada puntual de Manos unidas, la hará posible, y con poco se hará  el milagro de multiplicación de panes, como tantas veces. Esta vez  se continúa con el proyecto de Phonom Penh, allá en Camboya , la solución global " de un problema de residuos del que derivan otros y del que, a su vez, se pueden extraer soluciones para el bienestar y el progreso de los habitantes de la zona". (Antonio Colinas en el catálogo de la exposición: del 27 de Mayo al 8 de Junio antiguo Palacio Episcopal frente a la Catedral Vieja).

Tiene ahora la exposición de Manos Unidas formato bianual, incorpora por vez primera fotografía, que ayuda decisivamente a subir el nivel artístico de la muestra. Como es novedad, nombro a estos fotógrafos que han respondido generosamente a esta invitación, algunos de ellos relacionados con estas páginas de Salamanca  al día RTV de opinión: Pablo de la Peña, Vicente Sierra, J. Amador Martín, H.S. Tomé, Úrsula Martín, Andrés Arroyo y Victorino García Calderón.

También quiero hacer referencia a un óleo sobre lienzo de la mejor época de Abraido del Rey, "Muñeca con caracola", memorable, porque me sigue sorprendiendo  el desprendimiento con que este longevo maestro sigue atendiendo desde sus comienzos las llamadas de la organización de Manos Unidas. 

Sea pues el encuentro feliz con que cada cierto tiempo las artes se revisten con esa palabras -semilla de que hablaba, para seguir ahondando  en sus significados de solidaridad y dignidad.

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