Telefónica le informa de que no tiene tabaco. El número marcado no se corresponde con ningún abonado. Tiene dos mensajes nuevos. Mensaje número uno, recibido hoy a las ve-in-te ho-ras y cuaren ta minutos: ¿qué tal si quitas el buzón de voz, hombre?
Para volver a oír el mensaje pulse la tecla REW, para guardarlo pulse la tecla fa, para borrarlo pulse la tecla de una pistola de agua. Siguiente mensaje: ¿Hola? Soy Miriam, del Servicio de Telefonía, buenos días. Le llamamos para informarle de que ha sido seleccionado por nuestro Comité de Empresa para el sorteo de un crucero por Internet que se celebrará el día su santo. Le deseamos mucha suerte y le invitamos a compartir la noticia con sus números más frecuentes. Sí, sí, ¿oiga? Sí, usted. Sí, sí usted, se le ha caído el sonotone, que se le ha caído el sonotone, que se le ha caído el SO-NO-TO-NE, hombre. ¿Oiga? ¿Telepollo? Sí, creo que ha pedido usted un pollo de corral. Sí, por fax, sí, señor, los mejores pollos de la ciudad. ¿Qué? Ni hablar señor, no estoy dispuesto a que me monte usted un pollo con su análisis de orina. Si dicen en Laboratorio que no huele bien es que no huele bien, así que vaya a reclamar a la oficina del consumidor o al Teléfono de la Esperanza, que le aseguramos que no la vamos a analizar. ¿Oiga? Enhorabuena por contratar la tarifa más plana, más fina y más segura de toda nuestra gama. Ahora sí, y sólo ahora, sabrá por fin qué es la libertad, y el día menos pensado me hará una llamada, tal vez perdida y a partir de ese preciso instante no podrá renunciar a su teléfono y me llamará a diario a todas horas y minutos y segundos y décimas de segundo y una tarde uy se vació su cuenta y entonces se dará cuenta de que esa fue su fecha más feliz, de que el amor es un cruce de líneas, de que la ciudad no duerme por la noche, de que el móvil de esta historia es el amor; la unión de vendedor y de cliente, de asesino y de víctima, de enterrador y muerto. Sí, señora, han cantado línea. Sí, sí, el seis nueve, sesenta y nueve, línea erótica. ¿Oiga? ¿Operadora? Sí señorita, es que operan a mi marido, de un cálculo, sí de riñón. Un riñón por cinco riñones, cinco riñones; cinco riñones menos cuatro riñones, un riñón. Buen cálculo sí. Enhorabuena. Oiga, señor, que no se meta, no ve que soy juez y está fuera de juego. Uf. Mejor pongo fin a estas líneas.