OPINIóN
Actualizado 22/05/2014
José Manuel Díez

Hace mucho tiempo que quería escribir sobre Groucho y mi forma de haber vivido su humor, a través de sus películas y libros.

Me declaro marxista por los cuatro costados. Marxista de los de puro y bigote. Pero no de los de Karl Marx o de los de Wilhelm Marx, sino de los otros... de los de Julius Henry Marx, (más conocido por el nombre de Groucho).

Es muy difícil hablar de Groucho y no caer en tópicos. De él se han dado muchos datos, casi todos asombrosos y geniales. Su carácter excéntrico y comprometido con la crítica cómica dan para rescatar de su ingenio ?exquisitamente representado en los guiones que escribió e interpretó? algunos de los más asombrosos y desternillantes aforismos del pasado siglo. Valgan como ejemplo: Bebo para hacer interesantes a las demás personas, He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido esta, Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros. o Detras de cada gran hombre hay una gran mujer. Detrás de ella, está su esposa. 

Su fuerza de atracción personal, bajo mi punto de vista, radica en la poca diferencia que hay entre su persona y su personaje. Si a esto le añadimos una total irreverencia frente al mundo y una particularísima apostura y forma de vestir y moverse dentro y fuera de los escenarios, encontramos un ejemplo singular de mito cómico para todos: alguien que habla en clave de humor sobre los temas más serios y en clave seria sobre temas más irrisorios, un cineasta cuyas películas, setenta o sesenta años después, siguen teniendo clara vigencia y un impacto positivo en los espectadores. El gran cineasta Woody Allen lo resumió con una frase que me parece muy acertada: Hay una grandeza natural e innata en Groucho que desafía cualquier análisis, como sucede con todo verdadero artista. Es sencillamente único. Su desvergonzado desprecio por el orden y su absoluta falta de sentimentalismo harán reír dentro de mil años como lo hacen hoy.

Hace mucho tiempo que quería escribir sobre Groucho y mi forma de haber vivido su humor, a través de sus películas y libros. Y doy el paso precisamente hoy, tras leer una entrevista que el sexólogo Adrián Sapetti le hacía en 1935. Y, de nuevo, como otras tantas veces, me llevo las manos a la cabeza ?y la sonrisa a los labios? frente al hallazgo de ciertas declaraciones asombrosas del genio. Declaraciones que no dejan a nadie indiferente en el corriente año de 2014, cuanto menos en 1935, cuando fueron enunciadas. Quiero dejar aquí constancia de algunas de ellas, casi todas de corte humorístico y crítico con las diferencias entre el amor y el sexo. Sin desperdicio.

-¿Sabes cuál es la primera causa de divorcio? El matrimonio.

-Quien creó el sexo, ciertamente sabía lo que hacía. Aunque todo el mundo está loco por él, la palabra en sí, pese a su brevedad, parece asustar a muchísima gente. Los autores de canciones, en especial, siempre suprimen esta adorable palabrita y la sustituyen por "amor". Ningún cantante, ni siquiera un tenor, se atrevería a cantar "El sexo es algo maravilloso". Con ese título la canción obtendría un éxito multitudinario, pero el cantante sería puesto en la lista negra por algún comité de moralidad. ¿La acusación?: incitar a la gente a que haga una cosa perfectamente natural.

-El amor abarca una multitud de emociones y de actitudes. Creo que puedes amar a Dios, a un niño, al vecino (o a su esposa), e incluso a un caballo. Pero el amor matrimonial nunca se define con claridad. Cuando la gente ve a una pareja joven paseando sin rumbo, tomada del brazo, ajena al mundo entero y tan apretada como dos plátanos en la misma piel, invariablemente exclama: ¡Oh, qué pareja más encantadora! ¡Qué enamorados están! Lo llaman amor, pero, para ser sinceros, en la mayoría de los casos no lo es. Se trata sólo de dos personas que se encuentran sexualmente atractivas y que esperan, si hay suerte, estar pronto uno en los brazos del otro. Supongamos que tanto ella como él tuviesen patas de gallo. Me pregunto lo fuerte que sería su amor en este caso, a menos, desde luego, que resultara que ambos fuesen gallos, en cuyo caso se sentirían irresistiblemente atraídos.

-El sexo es la fuerza responsable de la perpetuación de la raza humana. Si no existiese, la vida desaparecería en pocas décadas, lo que tal vez no fuese mala idea.

Películas como Sopa de ganso, Una noche en la ópera o El hotel de los líos demuestran que Groucho Marx es, y será para la posteridad, un genio de nuestro tiempo. Thales de Mileto, Copérnico, Leonardo, Mozart, Erasmo de Rotterdam, Salvador Dalí, John Lennon, Pablo Picasso, Albert Einstein, Martin Luther King, Miguel Hernández, Mahatma Gandhi, Walt Disney, Steve Jobs... Nunca he sabido explicar bien qué me ocurre con ciertos personajes, personas admirables, que al conocer el legado artístico, científico o humano que nos dejaron me ayudan a sobrellevar mejor esta carga diaria de sentirme humano. Sus personalidades irreverentes, sus vidas insólitas, su gusto por la plena humanidad. Opino que la irreverencia, la locura y la originalidad bien ejecutadas ?para muchos, tomadas como trastornos emocionales? son virtudes sólo dignas de héroes y genios. 

Querido Groucho, es curioso? Ahora sólo tengo ganas de una cosa: componer una canción titulada El sexo es algo maravilloso. 

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