OPINIóN
Actualizado 19/05/2014
Jesús Garrote

Tenemos que aprender a vivir a la INTEMPERIE, las cosas más importantes de nuestra vida no las elegimos, los padres o quien se enamora de nosotros. Por lo tanto tenemos derecho a tener miedo y  dudar. Vivimos en la penumbra y tenemos un   arcoíris de  emociones: amor,alegría,curiosidad, miedo, rabia y tristeza.

Podemos  hablar de cuatro cerebros, cabeza (inteligencia analítica), corazón (afectividad social), tripas (inteligencia somato sensorial que se impone y no es racionalizable) y conciencia. Todos existimos para otro y el equilibrio emocional y la seguridad vienen de amar y sentirse amado.El dolor cuando no relatamos esa experiencia nos puede llevar a mecanismos disociativos.

La madurez que pedimos a nuestros hijos y a nuestros alumnos exige una RESPONSABILIDAD para la autorregulación emocional que nos da autonomía y libertad, se promueve más desde la vulnerabilidad que desde la fortaleza, integrar un proyecto de vida no  sale de uno mismo se necesita protección cuando se es menor  hasta adquirir una resiliencia a los fracasos, maltratos o abandonos.

Claves para una base emocional segura: responsividad,coherencia,fiabilidad, proximidad no intrusiva y límites claros. Claves de la actitud del educador: consciencia,alegría,aceptación, contención,compasión y trascendencia. Debemos ser capaces de sostener al niño que sufre y no cuestionar su sistema de pertenencia sino podemos ofrecerle otro, unir amor a cuidar y cuidarse, los educadores debemos ser optimistas patológicos y los niños que "protegemos" son nuestros espejos.

La familia es básica pero las hay  "NO FUNCIONALES", entonces hay posibilidades de rehabilitación emocional desde lo educativo.  Pero la frase de si no lo veo no lo creo, se convierte en si no lo creo no lo veo. Podemos ser tutores de largo recorrido, para tener  fe basta fijarse en la semilla del bambú que tarda siete años en despuntar y después crece veinte metros en siete meses.

Para poner ejemplos de hasta donde se debe creer y ver lo positivo de las personas tenemos el ejemplo del Quijote que en un ataque de realismo vio a Dulcinea como la tabernera y esta le dio en la cabeza y le dijo : ya soy la que tú creías que era. Goethe decía que si vemos a las personas como son las hacemos peores.

Cuando alguien encuentra una piedra en el camino la puede usar para descansar, para agredir o para esculpir el Moisés, puede ser la misma piedra.

La creatividad no es mirar donde otros no han mirado, es ver lo que otros no han visto, a veces hay  q ue dejar de luchar para bailar y emprender nuevos caminos  y mirando lejos se ve lo que hay cerca por tanto soñar, soñar y soñar  para poder disfrutar de bonitos sentimientos con los otros que nos rodean.

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