La mayoría de los establecimientos comerciales, cuidan con mimo tanto su recinto como el entorno que los rodea; algunos engalanan las aceras con alfombras, plantas y otros objetos que hacen más agradable el paseo y sirven de reclamo a posibles clientes.
En algunas ocasiones, se unen los distintos establecimientos de una misma calle y le dan continuidad utilizando un parecido motivo de decoración. Esto es común en campañas determinadas, y como un ejemplo de ello son las Navidades, en algunas calles se nota la unidad entre los comerciantes a la hora de decorar sus negocios.
Sería un buen reclamo, para atraer clientela, que esta decoración se realizara de manera más continuada, siempre hay algún motivo para unificar criterios y realzar el valor de las empresas.
Hay otros establecimientos que se limitan a mantener su estética de forma invariable, cumplen con la normativa municipal correspondiente, mantienen limpias sus aceras y perfectamente cuidados sus espacios.
Y hay otro tipo de comercios que ni cumplen la normativa ni mantienen limpio su entorno, algunos deben de pensar que la calle es suya y extienden sus productos a lo largo y ancho de la acera, invadiendo incluso lugares públicos; dificultan el paso, ensucian el entorno, amontonan embalajes, y dan un aspecto descuidado y desagradable todo con total impunidad. ¿Tienen derecho a ocupar el espacio que quieran? ¿no los vigila nadie? O simplemente se les consiente.
Y por último, merecen una mención especial los bares y cafeterías que tanto abundan en nuestra ciudad, a raíz de la aprobación de la Ley Antitabaco que prohíbe fumar en estos establecimientos; una buena parte de ellos ha tenido la ocurrencia de instalar una o varias mesas en la entrada para que pueda fumar la clientela, pero no han previsto que el tabaco deja una huella indeleble: las colillas.
Cuidemos la ciudad, mantengamos nuestras calles y plazas limpias, las del centro y las de la periferia. Es una labor de todos.