Es el parque por definición de Salamanca, en el que los abuelillos pasan las mañanas sentados en los bancos viendo pasar la gente y el tiempo, las señoras se toman su cafetito por las tardes ahora que el tiempo acompaña y en el que los niños corretean y cambian los cromos repetidos los domingos por las mañana.
Pero también es el parque descuidado, sucio y mal mantenido que lleva años pidiendo a gritos que se ocupen de él. Ahora y con la oposición de muchos vecinos se van a ocupar de él, para vaciarle las tripas y llenarlo de coches en sus intimidades.
Mi abuelo el señor Basulí participó en el diseño y la construcción de este parque hace ya más de 50 años. De pequeño me llevaba a jugar allí y mis recuerdos son de un parque divertido, con sorpresas en cada rincón, con los monos en el kiosco de cristal de la laguna al que llegábamos por aquella pequeña pasarela, que para mí entonces era tan larga como el puente romano. Recuerdo los columpios, las esculturas, los paseos, los conciertos de la banda municipal, la variedad de pequeños animales: conejos, cobayas, gallinas indias, pavos reales, hasta gacelas, que había en sus casetas y recintos, y en las que yo esperaba pacientemente a verlos salir cuando escondidos se hacían los remolones ante mi desesperación por poderlos observar. Muchos recuerdos en este parque?
No conozco lo planes de reestructuración que se van a llevar a cabo, por lo que no los puedo valorar ni mucho menos criticar. De momento lo del parking no me suena muy bien. Creo que Salamanca es una ciudad donde no hace falta el coche para los que viven en ella, y para los que vienen de fuera, el coche hay que dejarlo lejos del centro para poderla disfrutar caminando.
Por fuera espero que la rehabilitación de la Alamedilla no cambie su espíritu original; ya se que los tiempos cambian, pero creo el alma de un parque no debe ser perturbada. Recobrar el esplendor que la Alamedilla tenia hace 40 ó 50 años ya sería un gran triunfo, sin invertir cantidades millonarias, que no están los tiempos para ello. Creo también que muchos salmantinos comparten conmigo esta idea. Pero me temo igualmente que los macroproyectos cargados de intereses políticos una vez más nos pueden echar al traste con los anhelos de volver a ver nuestro parque, el parque por antonomasia de Salamanca tal y como era entonces y como ahora lo recordamos con nostalgia.