Ya estamos en campaña electoral. Vuelve el político a ser cariñoso, amable, cercano y campechano. Un paisano más. El hombre corriente que vive al lado, que es otro de los nuestros, uno más. ¡Qué bien suena!. Pero los políticos, de todos los signos, ya casi no convencen a nadie. Por algo son, según las encuestas del CIS, el tercer problema más importante de España. ¿El tercero o el primero?. Por supuesto que el paro y la economía preocupan más directamente, pero los políticos, como gobernantes tienen mucho que ver. Han conseguido, entre corrupciones, despilfarros y decisiones equivocadas ganarse la desconfianza. En ningún círculo cercano, en ningún corrillo de pueblo, en ninguna reunión de amigos he oído hablar bien de los políticos. ¿Con razón o sin razón?. Creo que si todo el mundo hace críticas negativas a los políticos será porque se lo merecen. Es muy difícil que se equivoque todo el mundo.
Dicho esto, la cuestión que debemos plantearnos es si hay que ir a votar ? lo primero ? y a quién - lo segundo. Son muchas las personas que dicen que para qué votar si todos hacen lo mismo, si siempre prometen lo que después no cumplen. Por eso muchos argumentan que a la hora de la verdad PP y PSOE hacen las mismas políticas. Elena Valenciano, la candidata socialista, se vuelca para demostrar que no, que no es lo mismo el partido de Rubalcaba que el de Rajoy. Pero la realidad es que los socialistas fueron un desastre con Zapatero al frente, entre otras cosas por negar la crisis y dejar que esta nos atropellara, y los populares porque nos han rematado, sobre todo a los más débiles y a las clases medias.
Eso sí, ahora los del PP empiezan a sacar pecho porque dicen que la crisis remite, que están mejorando las cosas, incluido las cifras del temible paro. Unos por otros, la casa de los más pobres sin barrer, o mejor dicho, barridos. Ya sabemos que es Europa la que impone las medidas duras, pero está claro que la están pagando los de siempre. A los hechos me remito: el número de ricos en España ha aumentado de forma espectacular, y eso es una muestra clara de que las políticas de la derecha no son lo suficientemente sociales ni distributivas. El problema es que si las diferencias sociales siguen aumentando se producirá un cambio de estructura social en España que no se podrá arreglar en muchas décadas. En resumidas cuentas, los socialistas, muy mal, y los populares, tan mal como mínimo.
Habrá quién diga que en las elecciones europeas del día 25 también está IU, UPyD,VOX y Podemos. Por su puesto, son muchas las opciones, pero la realidad demuestra que las grandes formaciones, con más o menos abstención, se llevan el gato al agua y las pequeñas terminan siendo simbólicas a la hora de decidir.
Y el caso es que estas elecciones son importantes, como casi todas, entre otras cosas porque Europa, se quiera o no, se vea o no, nos determina. Ahora las decisiones llegan de Bruselas, y de Estrasburgo, y no sólo con la PAC y las medidas agrícolas, sino en todos los ámbitos. O sea que Arias Cañete tendrá su papel, pero esperemos sea más positivo en todos los órdenes que lo ha sido desde el ministerio de Agricultura con el jamón de Guijuelo.
Los políticos, todos, locales, provinciales, regionales y nacionales ya están de carrusel. Importa ganar votos, importa convencer a los indecisos, importa que vayan a votar los euroescépticos. Les importa demostrar que ellos están ahí por algo, que no todos son iguales y que se merecen un respeto.
Como vuelven "las oscuras golondrinas de tu balcón los nidos a colgar", así vuelven los políticos cada cierto tiempo, aunque con un sentido menos romántico. Vuelven, incansables al desaliento, a las encuestas del CIS y a la espalda que les dan los ciudadanos. Vuelven, y volverán, porque, se quiera o no, alguien nos tiene que gobernar, y quien nos gobierna siempre será un político. Y, además, la abstención, al poco tiempo, por muy alta que sea, se olvida, y quedan los resultados, de vencedores y perdedores. Y eso es lo que cuenta. O sea, que a votar y acertar lo más posible.
Servidor irá a votar. ¿En blanco? Tampoco el blanco sirve para nada. De los votos en blanco y de las abstenciones los políticos se ríen. Por eso iré a votar por quien más me convenza estos días. Y porque Europa merece la pena, aunque no sea esta Europa, tan cainita, tan nacionalista, tan banquera y tan ahogada por multinacionales y fondos buitres. Pero hay que seguir dando pasos para ganar un futuro mejor, que este presente es muy chungo.