Pensaba hablar de otra cosa, pero me llama la atención el empecinamiento municipal sobre el aparcamiento de Comuneros. En el país del despilfarro en infraestructuras desmedidas o innecesarias, y por la poca credibilidad de quienes nos gobiernan, se alienta la desconfianza cuando no está muy claro qué se persigue con una obra y porqué se insiste en ella.
Es cierto que el Plan de Movilidad incluye un aparcamiento subterráneo en La Alamedilla, pero también que el Plan no demuestra realmente su utilidad (ni de ninguno de los que propone). Al menos, afortunadamente, la cordura lo trasladó a uno de los bordes del parque (y hay más bordes). No soy contrario a su ubicación en esos bordes, la paulatina peatonalización del interior de la primera ronda seguramente debe acompañarse de un traslado controlado del aparcamiento hacia esa ronda.
No olvidemos, por más experto que se traiga, que crear aparcamiento (sea gratis o de pago) atrae tráfico de vehículos. La reciente multiplicación de plazas en diversos barrios no ha reducido la presión sobre el aparcamiento. Cuanto más oferta hay, más capacidad de atracción habrá. Y esto no es gratis, supone menos peatones, menos ciclistas y menos usuarios de transporte público (que cuesta un pico anual al presupuesto municipal que pagamos entre todos); y calles más peligrosas y más enfermedades vinculadas a la contaminación (que aumentan el gasto de la Seguridad Social). Y con ingeniería urbanística se hipoteca espacio público, el subsuelo en este caso, en beneficio de unos pocos.
Todo esto se hace cuando, como recordaba hace 15 días, los problemas ambientales ya se reconocen y son cada vez más irreversibles. Seguir alentando el uso del coche privado, gran colaborador del Cambio Climático, no parece la mejor estrategia. Y más cuando Salamanca incumple el nivel de contaminación recomendado por la Organización Mundial de la Salud, sin que nadie se dé por aludido, que provoca más de 12.000 muertes prematuras al año en España.
Los vecinos han dejado muy clara su opinión, y no se ha demostrado la utilidad del aparcamiento. Déjelo señor alcalde o busque otra ubicación. Por supuesto, no mire al parque de La Alamedilla (la carísima reforma que propone casualmente no interviene en el espacio delante del pabellón, ni aumenta el número de árboles por cierto). Si tan necesario es, ahí está la plaza de España, amplia, sin árboles y con los edificios lejos, atrévase en aras del progreso. Pero lo más fácil y barato es apostar por la movilidad sostenible: peatón, bici y transporte público (no se olvide del metropolitano).
Por cierto, la justificación de cualquier propuesta de infraestructura salmantina siempre la hace la misma empresa, es de suponer que no habrá más profesionales de este tipo. Aunque al menos es salmantina, y no canaria por ejemplo.
En otro orden de cosas, hace casi dos meses intentaba alertar sobre la importancia del turismo de Autocaravana en Salamanca, ¿algún munícipe ha visto las decenas diarias de ellas que nos han visitado últimamente?, ¿de verdad que no hay que hacer nada para apoyar este turismo?, y por último ¿se puede aparcar libremente a lo largo de la orilla del río como sucede diariamente al este del puente Rodríguez Fabrés?