OPINIóN
Actualizado 08/05/2014
José María Moreno

Es curioso que hace un par de semanas se le ocurrió a un espectador, del partido de fútbol entre el Villarreal y el Barcelona, tirar un plátano al campo y se armó un gran escándalo, por el racismo que suponía tal acto. Intolerable, se le condena, de por vida, a no poder ser socio del equipo.

   Hablamos del racismo que se ve simplemente mirando la piel del individuo, y, si bien es verdad que a través de los tiempos esa diferencia del color de la piel a traído mucho sufrimiento, no es menos el dolor que provoca y provocará el racismo interior de quienes, creyéndose diferentes y superiores, están continuamente dividiendo a la sociedad y haciendo imposible la convivencia entre los conciudadanos de un mismo lugar.

  Tantas guerras, tanta hambre y tanta miseria, a través de los siglos, por enfrentamientos necios de quienes, por ambición y necedad, se creen autorizados para sembrar el odio, sin ni siquiera pensar en las consecuencias a la hora de recoger la cosecha.

   El racismo no les ha nacido por generación espontánea, estos mal nacidos, ya hace muchas décadas. adjetivaban murcianos, como insulto.  a todo aquel que consideraban diferente por haber tenido que ir a buscar trabajo fuera de su tierra. Racistas por unos cientos de kilómetros de distancia, aún con igual color de piel.

   Y que decir de quienes se creían un  Rh diferente y el adjetivo insultante, por las mismas causas, era el de cacereño.

   Es hora de despertar situarnos en el siglo XXI y a toda esta escoria, sembradores de odio y diferencias, tratarles, al menos, como al que tiró el plátano en el campo del Villarreal.

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