Después de la resaca de las vacaciones de Semana Santa, fiesta de la Comunidad y puente del 1º de mayo en el que todo han sido parabienes para nuestra economía salamantina, creando falsas expectativas sobre su revitalización, viene el mazazo y bajamos a la dura realidad con las últimas estadísticas de desempleo. La Encuesta de Población activa presento los datos del primer trimestre de este año sobre el número de desempleados en la provincia de Salamanca que nos sitúa en 37.100 desempleados, incluso bajando la población activa en 1.500 personas. En Salamanca hay 13.400 hogares que tienen a todos sus miembros en paro, 3.500 más que el año pasado. La siniestralidad laboral aumentó el 22%, propiciada, principalmente, por la precariedad laboral.
Cifras históricas y escandalosas que cuestionan la cercana salida a la crisis tan anunciada por algunos. Es indecente decir que la situación está mejorando cuando es patente la tragedia y drama social que suponen estos datos y que deberían hacer sonrojar a los políticos que nos dirigen, tanto en el ámbito estatal, como autonómico y local. Estas estadísticas también ponen de manifiesto, una vez más, el fracaso de la última reforma laboral para crear empleo de este gobierno, se está demostrando la verdadera intención de esta reforma que no era otra que la de despedir a trabajadores, bajar salarios y perder derechos.
Hace un par de años la señora Cospedal decía que el partido popular "era el partido de los trabajadores", pues bien señora, por favor, no nos quieran tanto que lo único que han traído ustedes a nuestras vidas es pobreza y fractura social, vulnerando derechos elementales como la vivienda, la salud y la educación. Las organizaciones no gubernamentales se ven desbordadas para atender las necesidades más elementales de los ciudadanos
Tengan un poco de decencia y dejen de bombardearnos, todos los días, en los medios de comunicación, con mentiras que insultan nuestra inteligencia.
Se necesita un plan de choque para parar esta sangría del paro, no vale solo austeridad, sino estímulo al crecimiento, la inversión productiva y el empleo, así como implicación y responsabilidad de nuestras instituciones más cercana, La Junta de Castilla y León, La Diputación y el Ayuntamiento, aún no han entendido, que el empleo debe ser objetivo prioritario de todas las políticas.