OPINIóN
Actualizado 07/05/2014
José Luis Zarza

El puente del 1 de mayo ha puesto en evidencia determinadas cuestiones en las que sería preciso reflexionar. Cuestiones como el papel de los sindicatos en la sociedad actual o el alcance de la crisis y a quién le afecta.

En primer lugar la escasa participación en las diversas manifestaciones sindicales. El lema de "sin empleo de calidad no hay recuperación" se enfrenta al deseo de muchísimos trabajadores de encontrar trabajo, simplemente trabajo para poder sobrellevar esta lamentable situación que se está alargando mucho más de lo que sería deseable. Después vendrá el trabajo de calidad y mejor remunerado. Cuando miles de trabajadores piensan que los sindicatos sólo luchan por su permanencia en el sistema y no les importa para nada, o para poco, la situación de los parados y piensan que sus reivindicaciones van más encaminadas hacia los que tienen empleó, algo falla en las políticas sindicales o algo falla en la comunicación de los sindicatos; sea como fuere los sindicatos son imprescindibles en la estructura laboral de este y de cualquier país occidental, por ello se debería reflexionar sobre el desapego que sus manifestaciones ponen en evidencia. Y es verdad que sin empleo no existirá recuperación económica, pues es el consumo interno y no el mercado exterior, que también, quien nos llevará a la recuperación y para ello deberíamos aumentar el capital disponible y circulante mediante el empleo y los salarios.

En segundo lugar, la crisis, esta tremenda crisis que ya parece haberse apoderado de nuestra forma de vida y que está modificando sustancialmente nuestro comportamiento. Las carreteras han estado abarrotadas de coches por mor del puente, del Gran Premio de Motociclismo de Jerez y de los conciertos de Murcia al que asistieron más de 75.000 espectadores. Muchos, muchísimos han sido los vehículos que se han desplazado para disfrutar del buen tiempo y de los distintos eventos existentes. Los hoteles han llegado al completo o lo han rozado y la hostelería ha tenido, junto a la Semana Santa, uno de los días mejores de los últimos años. Y sin embargo la crisis está presente en nuestra sociedad, lo que ocurre es que no afecta a todos por igual y está creando un abismo cada vez mayor entre los pobres y los ricos, es decir está haciendo un estrago tremendo en la llamada clase media. Una sociedad sana y solidaria no debería permitirse esta situación en la que muchos de sus miembros pasan verdaderas penurias para poder subsistir, mientras otros gastan alegremente dinero que parece sobrarles. También habría que reflexionar en ello y nuestros gobiernos deberían implementar políticas fiscales conducentes a minimizar estas grandes diferencias y laborales para paliar la dramática situación del paro.

Otro aspecto que llama la atención es la solicitud de algunas asociaciones pidiendo que se anule o rebaje el precio de las autopistas de peaje y las radiales, para que el intenso tráfico que soportan las carreteras pudiera ser absorbido por estas vías de pago. Resulta, cuando menos paradójico, que familias que están dispuestas a gastar una cantidad determinada de dinero en sus mini vacaciones no integren dentro de su presupuesto en importe de los peajes en beneficio de su seguridad y rapidez. No son las empresas concesionarias las que deben asumir ese coste, sino los usuarios pues de otra manera ocurrirá, y ya ocurre, que el estado tendrá que salir al rescate de esas autopistas en detrimento de todos los ciudadanos, los que viajan, los que no lo hacen y los que no pueden hacerlo aunque quisieran. Bien está esa solicitud para una situación de emergencia, pero nunca para satisfacer el ocio de unos pocos que deberán ser ellos los que sufraguen el coste de su uso.

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