Los campos muestran el verde intenso de los cereales y la fuerza de la planta de la patata, cuya producción sigue siendo una de las más elevadas de España
Un paseo por las tierras de labor de Cantalpino es un ejercicio de verdadero disfrute para la vista y los sentidos. A las diversas tonalidades verdes de los cereales (trigo, cebada o centeno) se suma el ocre de los barbechos y la fuerza de los sembrados de hortalizas, colza o los patatales.
Las lluvias automatizadas del canal de Villoria-Babilafuente (uno de los ramales del proyecto de regadío de La Armuña) se encuentran en su pleno apogeo, nutriendo y regando a cereales y patatas.
Debidamente preparadas y abonadas, las huertas ya van dando el fruto requerido, al que le falta todavía la madurez necesaria para la recolección de la cosecha. Pero eso será ya para verano y otoño.
Alrededor de los sembrados, los numerosos pinares, los montes que son testigos fieles de los afanes de los labradores de un pueblo dedicado en esencia a la agricultura desde hace siglos.
GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS (Manu Hierro)