Actualmente es un tema emergente en todos los sistemas sanitarios de los países desarrollados y se puede considerar esta preocupación de los mismos como un signo de madurez, dado que no sólo se preocupan de dar asistencia, servicios y actividades clínicas, sino que las prestaciones sanitarias han de ser de calidad y seguras para el paciente. Además, la Seguridad Clínica es una de las dimensiones más valoradas por los pacientes y pacientes somos y seremos todos.
Si bien es un tema actual, los que nos dedicamos a la docencia de la Medicina y más, cuando nos dedicamos a la prevención, la hemos tenido presente desde hace años dado que el primer principio hipocrático <<Primun Non Nocere>> hace referencia a lo prioritario de la atención sanitaria y que no es otra cosa que no producir daño al paciente. Recogido también por la ética profesional como un principio ético de mínimos, principio de no maleficiencia.
Desde la década de los 80 este tema ha supuesto un movimiento internacional para concienciar a los Sistemas sanitarios y a sus profesionales sanitarios de que hay que evitar los errores asistenciales. Todos esos errores, equivocaciones y efectos adversos que salen en los medios de comunicación cuando se producen eventos denominados centinelas por su gravedad como son la muerte de un paciente en la sala de espera de urgencias, el suicidio de un paciente, la intervención quirúrgica en lugar equivocado, etc. Pero tranquilícense mis lectores dado que los eventos adversos más frecuentes son leves y se relacionan fundamentalmente con los medicamentos y con los factores intrínsecos del paciente o de la enfermedad que padecen. También porque la Medicina que se practicaba en el pasado era relativamente simple, poco efectiva y más o menos segura y la Medicina del siglo XXI es más compleja, más personalizada, mucho más efectiva dado que se basa en más evidencias científicas; pero potencialmente peligrosa, es decir, con posibles efectos adversos.
Por otra parte, en el sistema sanitario español son poco frecuentes según un estudio realizado en 24 hospitales del Sistema Nacional de la Salud; entre los que se encuentra el Hospital Clínico Universitario de Salamanca; pero aun así el Ministerio de Sanidad y las Comunidades autónomas han realizado y realizan distintas actividades formativas y científicas para tratar de sensibilizar sobre la necesidad de que Seguridad del Paciente constituya una prioridad dentro de la Calidad Asistencial. En las Facultades de Medicina también se aborda este tema desde el punto de vista de la prevención y de la investigación para tratar de conocer la situación. Es decir, que la asistencia o exposición al sistema no se convierta en un factor de riesgo para el paciente evitando los efectos adversos y constituya, eso sí, una oportunidad para la mejora asistencial.
Para conseguir esta cultura de la Seguridad Clínica o del paciente se necesita la colaboración de todos, de los pacientes, colaborando en el proceso asistencial de manera responsable y activa, y de los profesionales sanitarios trabajando de manera competente, efectiva y profesional. En este sentido es importante la formación en algunos aspectos que complementan la buena formación asistencial existente, como son la formación en gestión, en habilidades de comunicación con los pacientes y el trabajo en equipo.
Resumiendo, la Seguridad del Paciente forma parte de la Calidad Asistencial; pero sobretodo forma parte de la responsabilidad de todos los actores que intervienen en el proceso asistencial, gestores, profesionales y pacientes. Si se quiere una atención saludable y segura tenemos que compartir y contribuir a los objetivos asistenciales con responsabilidad y el compromiso de todos para mejorar de manera continua la Seguridad y la Calidad dado que la mayoría de los eventos adversos son evitables.