Pocas veces el nombramiento de un cargo público desata tantas reacciones coincidentes y además positivas como lo ocurrido con la nueva titular del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA). Da la sensación como si se hubiera cerrado filas en torno a la vallisoletana Isabel García Tejerina, licenciada en Derecho y master en Comunidades Europeas y en Economía Agraria.
De hecho, tanto el sector agroalimentario, como partidos políticos y organizaciones agrarias han valorado la experiencia de la sustituta de Miguel Arias Cañete, aunque haya discrepancias en torno a lo que algunos consideran una apuesta por la continuidad.
A pesar de los rumores y de las quinielas, García Tejerina era la que más puntos a su favor tenía y no sólo por su dilatada experiencia como asesora ejecutiva de los gabinetes de los ministros Loyola de Palacio, Jesús Posada y Miguel Arias, así como en la empresa privada, sino también porque no era el momento para que el presidente Mariano Rajoy se metiera en fregaos a menos de un mes de las elecciones europeas.
Y aunque seguro que algunos se han quedado con las ganas de polémica, lo importante es que la poltrona del MAGRAMA está ocupada por una mujer que dicen que conoce el campo y sabe por dónde se mueve la Política Agraria Común (PAC) que, por cierto y en estos tiempos que corren, no es poco.
Tendrá más o menos mano dura, sabrá negociar mejor o peor, pero no habrá que explicarle los entresijos de un sector, el agrario, cuyos profesionales han sabido bandearse en esta crisis económica, entre otras razones, por siempre han estado en ella.