OPINIóN
Actualizado 01/05/2014
María García

En los campamentos de Tinduf, desierto argelino, mas de 200.000 refugiados saharauis viven un exilio forzado en condiciones climatológicas muy duras desde hace mucho años, con escasez de alimentos y recursos que subsisten gracias a la ayuda internacional, cada vez más escasa. El pueblo saharaui es la historia de un pueblo abandonado por España, ocupado y, duramente reprimido por Marruecos. Un pueblo que lucha por la libertad a través de la no violencia.

Cada año, a través de diferentes Asociaciones, España acoge casi 10.000 niños saharauis que vienen a pasar el verano con miles de familias españolas a través de las diferentes Asociación de Amigos del Pueblo Saharauis y de los programas "vacaciones en paz". Salamanca, también colabora a través de sus asociaciones con este proyecto que lleva más de 20 años. Un proyecto solidario de acogida a niños saharauis en edades comprendidas entre los 8 y 12 años para pasar el verano en Salamanca y alejarlos, durante algún tiempo, de las condiciones en las que viven y poder aliviarlos del sofocante calor del desierto.

Su estancia aquí les va a servir para resolver algunos problemas nutricionales y de salud a través los reconocimientos médicos, pruebas y tratamientos que precisan, cubriéndolos nuestro sistema sanitario, para no ser una carga a las familias, además de permitir que estos niños conozcan otra cultura, idioma y costumbres diferentes.

La Asociación solicita familias para acoger a estos niños durante los meses de julio y agosto, y yo ánimo a las familias salmantinas para que no tenga miedo y, vivan esta experiencia solidaria tan gratificante y enriquecedora, la mía, ha sido muy positiva, solo se precisa generosidad, paciencia, respeto a su cultura, mucho cariño para que su integración sea más fácil y condiciones dignas para sus vacaciones. No son niños abandonados, al contrario, tienen sus propias familias con un gran arraigo de su entorno familiar. Son cariñosos, nobles y muy receptivos. Aprenden rápido aunque el primer año tienen alguna dificultad en hablan el castellano, pronto desarrollan una gran capacidad para aprenderlo, son esponjas, todo les sorprende, un grifo, el ascensor, el frigorífico con su abundante comida, la piscina?

El problema de muchas familias es que cuando llega un niño con tantas carencias intentan mal criarlos y lo estropean con nuestra forma de vivir, en muchos casos con excesos o caprichos y no se dan cuenta que son niños y a veces hay que enfadarse cuando hacen cosas que no son correctas, la mayoría de las veces trastadas y, no pasa nada. El mejor consejo es tratarlos como hijos propios.

También es importante señalar el intercambio cultural y los lazos de amistad que se establecen con las familias de los niños. He visitado los campamentos de Tinduf y me he encontrado con un pueblo noble, acogedor, agradecido y sencillo que reparten contigo lo poco que tienen en un ejercicio de solidaridad ejemplarizante.

Reconocer y agradecer la labor incansable de los miembros de la Asociación de Amigos del pueblo saharaui y las familias que acogen y colaboran en la organización de este programa que hace tan feliz a unos niños y niñas que no lo tienen tan fácil como nuestros niños. Gracias a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Salamanca por hacérmelo tan fácil y permitirme vivir esta experiencia que tanto nos ha aportado a ambas partes.

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