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OPINIóN
Actualizado 27/04/2014
Victorino García Calderón

España y Portugal siguen caminos paralelos desde hace décadas. Aunque en los setenta, utilizaron distintos procedimientos para llegar a una, entonces, deseada democracia: en la primera fue una transición y en la segunda una revolución, con el paso del tie

Esta semana se ha celebrado a medias el cuadragésimo aniversario de la revolución de los claveles en el país hermano. Digo a medias porque la división entre el poder político y económico por un lado, y el pueblo por otro, ha sido más que evidente. Cual espejo en el que mirarnos, como lo hicimos antaño, España sigue un camino demasiado parecido, desgraciadamente, como si se hubieran puesto de acuerdo los ladrones de dinero y de voluntades a ambos lados de la Raya en robarnos toda la ilusión que ambos pueblos crearon en los duros años de las dos dictaduras más largas del siglo pasado en el continente europeo a base de torturas, encarcelamientos, asesinatos o sentencias a muerte.

Hay que reconocer que hemos perdido, que nos siguen ganando, no ya la batalla, sino lo que decía una pancarta en una de las manifestaciones habidas en España a raíz de la degradación del estado del bienestar que nos ocupa: NO ES CRISIS NI ESTAFA, ¡¡ES LA GUERRA!! Y LA VAMOS PERDIENDO y además por goleada, añado.

Algunos dirán que hemos ganado la democracia, son los mismos que decían hace unos días que en España nos la dio Suárez. Ni nos la dio, ni la hemos ganado, simplemente la democracia, aún no ha llegado, ni en fondo ni en forma. Los caciques de pueblo siguen estando a sus anchas, haciendo y deshaciendo a su antojo con el consentimiento del poder, que para eso está, la gente no participa sino en los foros de internet o en los de la TV, no en su pueblo o en su barrio, el pueblo en la calle es demonizado como ocurrió el 15-M y el 22-M, los políticos y banqueros se lo llevan a manos llenas y sin pudor, la casa real, en España, vive a espuertas aunque se equivoque, los empresarios despiden sin rubor y casi gratis, los sindicatos mayoritarios se venden, la oposición  no existe como tal, los ricos lo son cada vez más, los pobres aumentan en número, la gente se queda sin sus casas, los medios represivos son cada vez mayores, los cantamañanas salva-patrias salen por cualquier lado, los asesinados por el facismo en los años oscuros siguen estando en las cunetas, los parados de cuentan por millones,la corrupción se extiende como una mancha de aceite, la gran banca tiene cuantiosos beneficios y el nazismo resurge amparado por los gobiernos mientras el poder judicial sometido al político reprime o aparta a los jueces que son díscolos. Mientras tanto el pueblo, salvo casos contados como STOP DESAHUCIOS, PAH, 15-M, 22-M, Gamonal y poco más, duerme el sueño democrático que nunca llega, mecido por el pan y el circo futbolero, Portugal es un espejo de esta mis ma situación.

No me extraña que los que propiciaron la revolución de los claveles no participen de los actos oficiales del neo-fascismo democrático asentado en el poder del dinero y de la Troika y que surjan voces de que es necesario otro 25 de abril, pero ahora le toca la pueblo, no al ejército. Si la historia se repite, el pueblo portugués y el español debieran rebelarse de la misma manera y al unísono. Desde aquí propongo humildemente que ambos pueblos, portugueses y españoles o españoles y portugueses, tanto monta, nos unamos y luchemos contra el enemigo común juntándonos y al unísono, acabemos de una vez por todas la guerra que llevamos perdiendo desde hace demasiados años, aunque el enemigo se disfrace sigue siendo el mismo, nosotros también, pero de otra forma y además somos muchos más y tenemos la fuerza de la razón.

http://vimeo.com/86909814

 

 

 

Victorino García Calderón

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