Equilibrista de mis miedos, "malabarista errante" de mis anhelos, infame autor al descubierto.
Elegía insomne, verso desvencijado, puño y letra de sangre saqueada, palabras atropelladas, prosa especuladora, trago de manantial desencantado.
"Quién sabe si el ladrón ha de pagar condena
o si ha de vagar en la vida arrastrando su tristeza,
quién sabe si es mayor dolor, si la cárcel y las rejas
o el vacío y desamor de la soledad eterna ..."
Vengo del espanto, de la pregunta asesina, del suelo bajo el suelo, de la ceniza plomiza.
Hoy el grajo se ceba en mis retinas, la noche se bate en duelo con mi sueño, mañana el rosal dará de comer de nuevo a sus espinas.