Aunque segundas partes nunca fueron buenas, no vendría mal que Emilio Martínez-Lázaro, se animase, en vista del exitazo (la película más vista de la historia del cine español) de su simpática película 8 apellidos vascos, a hacer una segunda versión esta vez con catalanes a ver si así empezamos a desdramatizar un poco la situación.
Ya me imagino a un Dani Rovira con barretina y que se llamase en la película Jordi Adriá, Serra, Maragall, Milá, Puyol, Serrat, Buquets y? Guardiola.
Los estereotipos catalanes: tacañones, trabajadores, separatistas, emprendedores y cerrados así como los hechos recientes que estamos viviendo caricaturizados en una película, serían para tirarnos por los suelos si quisiéramos y darían juego como para tener tanto éxito o más que en la película que aún sigue pulverizando records de taquilla.
Posiblemente no esté el horno para bollos, pero si por algo pasa el diálogo y el entendimiento entre las personas y los pueblos es muchas veces con una sonrisa y con un hacer ver la relatividad de las cosas.
No digo esto con falta de respeto hacia nadie, pero, de verdad, que pena es ver como nos volvemos tan pueblerinos y de miras tan cortas, con los problemas tan importantes que ocurren en el mundo, como para estar aquí mirándonos únicamente en los ombligos de Madrid o de Barcelona
Lamentablemente Cataluña muestra hoy un trasfondo distinto al del País Vasco, seguramente menos dramático, por la ausencia del terrorismo, pero políticamente más complejo. El asunto catalán resulta hoy muy espinoso para muchos españoles.
Un poco de risa sana viene siempre bien y en este caso en que a todos se nos está empezando a torcer un poco el morro, aún mejor.