Como siempre, como todos los años, Semana Santa ha sido tiempo de contratación. El turismo que se ha acercado por estas tierras, y por toda España, ha obligado a las empresas de hotelería y hostelería a aumentar el número de trabajadores. Una pequeña luz en medio de este camino tortuoso de la crisis. Se podría decir, imitando al periodista y escritor Manuel Alcántara, que el calvario se transformó en una fiesta, entre otras cosas, porque este año la ocupación hotelera, de bares y restaurantes ha sido casi completa.
Menos mal, no todo es negativo. El turismo es uno de los sectores que más ha aguantado, y está aguantando, la crisis. Cierto que nos ha beneficiado la guerra de Siria y los ciscos de Egipto, el Norte de África y ahora Ucrania. El turista es conservador por naturaleza: no quiere sorpresas demasiado intensas; sólo las previsibles. Lo cual está haciendo que Canarias haya revivido y que el resto de los mercados turísticos de la Península también hayan cobrado fortaleza. Aparte, por supuesto, por lo atractivos y competitivos que somos en fiesta, en gastronomía, en clima y, según dicen los extranjeros, en simpatía. En fin, que dure, que el turismo supone en torno al 12% de nuestro PIB.
Otro de los sectores que mejor aguanta el chaparrón económico es el agrícola. Y es que llevamos tres años de buenas cosechas, si no más. El cielo manda agua en abundancia y en los momentos adecuados, con lo cual los secarrales en que son nuestras tierras de secano cuando escasea la lluvia se han convertido en vergeles. Merece la pena meterse por las carreteras secundarias de Salamanca, de Zamora, de Valladolid, de León? para darnos cuenta cómo está el campo: verde y alto, hermoso, prometiendo una gran cosecha. Si a esto le añadimos que va a escasear el trigo debido a la crisis de Ucrania, gran productora de este cereal, llegaremos a la conclusión de que los agricultores pueden estar contentos. Me alegro por todos y porque servidor es hijo del sector. La ganadería también, en general, va mejor, dependiendo, claro, porque mientras el porcino ahora está en un buen momento otro tipo de explotaciones sigue sufriendo mucho. La ganadería estabulada, si suben los precios del pienso, no puede evitar padecer las consecuencias. Sin duda, nunca llueve a gusto de todos. En cualquier caso, el mundo rural no está ? excepto por la despoblación en aumento ? en su peor momento, al contrario, el PIB regional está teniendo en estos años lamentables al mundo del campo como un importante sostén.
De cuando en cuando es necesario echar una ojeada a la realidad positiva, porque el lamento y el lloriqueo no es la mejor receta para salir del atolladero. Por eso hay que traer aquí también al sector del automóvil, que también ha pegado un empujón importante. Se venden muchos más coches, y los concesionarios están respirando después de haberse vistos en las últimas. Cierto es que las ayudas estatales para incentivar la compra de automóviles ha contribuido mucho a ello, pero eso no quita el optimismo de la realidad. ¿Qué no se pueden lanzar las campanas al vuelo?, por supuesto, porque aquí todo está cogido con pinzas. Todo. Los mercados son internacionales, globalizados, como gusta decir ahora, y una guerra en Ucrania, por ejemplo, cambiaría todo el escenario. Eso podría traer una nueva crisis económica en Europa y nos arrastraría como a las hojas secas el viento. Otra cosas: ¿cómo puede afectarnos a todos el desenfreno de los independentistas y nacionalistas catalanes? ¿Alguien sabe qué puede pasar con la famosa consulta? De momento todos procuramos no pensar en el asunto, pero Cataluña es muy importante y son muchos los intereses comunes que tenemos, no sólo en el comercio, también familiares, de amistad y cariño. Habrá que ir a rezar a Santa María del Mar, esa joya de Barcelona, para que vuelva la cordura a los dirigentes de aquella maravillosa tierra y se dejen de pelotudeces, como diría mi amigo el escritor Eduardo Keudell, recién llegado a España de la Argentina.
En fin, que estos tres ejemplos de sectores en alza, positivos, sirvan para que otros se añadan y así, en poco tiempo, podamos volver a una cierta normalidad. Que Putin no la prepare más gorda y que Mas, Junqueras y los asesores de ambos amanezcan un día cargados de seny y de sentido común, que es parecido, pero igual. Que la Moreneta les ilumine también.