OPINIóN
Actualizado 20/04/2014
Álvaro García Velázquez

Aprovechando que se aproxima el Día de la Comunidad  y recordando la revuelta de los Comuneros, voy a tratar de hacer, en mi artículo de hoy, un símil histórico entre los acontecimientos que llevaron a tal suceso y la situación actual.

Desde que Carlos I se autoproclamó rey de la Monarquía Hispánica en el año 1516 y nombrado Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V en el año 1520 el descontento social fue en aumento debido a que éste había llegado al trono sin saber apenas castellano y sin tener conocimientos de esta tierra, ya que creció y fue educado en Flandes, además fue colocando en el poder a miembros de élites extranjeras, algo que molestó mucho en Castilla y que provocó que en las iglesias aparecieran pasquines donde se podía leer: 

«Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor»

Añadido a esto hay que sumarle la hambruna y epidemias debidas a las sucesivas malas cosechas y a la creciente presión fiscal que se estaba llevando a cabo. Finalmente todo esto hizo que los llamados "Comuneros" se sublevaran contra el Rey exigiendo más soberanía nacional. Los comuneros fueron finalmente derrotados y sus líderes, Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado fueron ejecutados el día 23 de abril del año 1521 en Villalar. 

Si trasladamos aquellos acontecimientos a la actualidad, podemos ver tremendas similitudes: tenemos una situación de pobreza creciente y de descontento social preocupante; tenemos unos héroes y heroínas anónimas que son asesinados y asesinadas silenciosamente cada día por este sistema; y tenemos unas élites políticas y económicas, que enarbolando la bandera,  están vendiendo la patria en pedazos a intereses extranjeros, llámese Troika (Comisión Europea, FMI y BCE), reformando incluso si es necesario la Constitución con nocturnidad y alevosía, primando el pago de una deuda ilegítima frente a los gastos sociales. 

Frente a esto hace falta rebelarse de nuevo. El Gobierno y los banqueros deben ser juzgados por delito de traición, la deuda ilegítima debe ser eliminada, los grandes medios de producción y los bienes básicos y comunes (electricidad, gas, agua?) deben ser nacionalizados y la tierra debe ser puesta en manos del que la trabaja, y no en terratenientes que únicamente las poseen para recibir enormes subvenciones mientras están desoladas. Debemos hacer nuestros los versos de Luis López Álvarez de su obra "Los Comuneros":

"Comunes el sol y el viento, común ha de ser la tierra, que vuelva común al pueblo lo que del pueblo saliera."

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