Mejor otro día es el título de una película que se estrena estos días. Cuenta la historia de cuatro personajes que coinciden en un rascacielos de Londres para lanzarse al vacío en la noche de fin de año. Antes de que salte el primero, el segundo le interpela para que no se demore en la decisión. Esta interpelación genera una sorprendente conversación a la que se unen otros dos personajes desesperados que llegan a la azotea con la misma intención. La forzada conversación les hace desistir temporalmente de la idea y los lleva a realizar un pacto para seguir con vida seis semanas más, justo hasta el día de San Valentín.
El pacto al que se llega, después de una sorprendente conversación en la azotea, genera una amistad impredecible con la que se desarrolla el argumento. Los cuatro protagonistas lo firman en el envés de la página que uno de ellos había utilizado para explicar las razones del suicidio. El pacto es un compromiso temporal por la vida con el que unos empiezan a preoc
uparse de los otros, es decir, una alianza entre los cuatro por la que los unos no se desentienden de la vida de los otros, como si las vidas dependieran de esa implicación mutua. De esta forma, la película se convierte en una auténtica afirmación de la vida.
La distribuidora de la película y los propietarios de la sala donde se proyecta estos días en Valencia, se sumaron a la iniciativa de laAsociación Viktor E. Frankl de Valencia para que se realizara un preestreno. Con la colaboración de la Orden de San Lázaro, esta asociación consiguió vender todas las entradas varios días antes de que se realizara esta primera proyección. Aunque algunos no conocían las actividades de esta asociación y acudieron con el reclamo de tener el privilegio de participar en el preestreno, el argumento de la película les daba una pista: la afirmación de la vida y su sentido a través de la confianza mutua que se genera con la palabra compartida.
Esta asociación se está convirtiendo en un pequeño hospital de campaña urbano con capacidad para acompañar, formar y ayudar a personas que sufren o consideran que la vida no tiene sentido. Un espacio sanador y motivador para aprender el difícil arte de ayudar a compartir cargas, y quizá también de aliviar dolor."