Puliste la pureza de mi alma
en tu bello rostro perfumado,
como fuente inagotable del espíritu
en el tiempo y el espacio.
¡Cuántos rostros sedientos de tu vida
besaron la piel de tu palabra!
Como el eco de la aurora adormecida,
fuiste luz en ausencias y miradas.
El tesón de tu constancia como madre
moldeó la figura de tu hijo,
en amor y amistad por todo el mundo
donde el hombre sintió que aún era niño.
El dolor que sentiste en aquel Cristo
fue la fuente de vida en el humano.
Como espejo de sombras en silencio
descubriste el valor de lo creado.
SOFÍA MONTERO GARCÍA
&. Poema leído en el recital :"Oficcium de Semana Santa", poesía y música. Iglesia de S. Juan Bautista de Barbalos. 11-4-2014.