Las primeras en abrirse serán las últimas en cerrarse. Sus hojas darán paso a los pasos, y sus goznes marcarán la señal convenida, preludio de campanas y voces concertadas. Entre sus jambas amanecerá el ritual de cada primavera y bajo su dintel se consumará la ceremonia de siempre. Será entonces, será hoy. María, Puerta del Cielo, ganará un año más el umbral. Su mano izquierda, al alcance de las nuestras. La derecha, aferrando siete espadas de fidelidad probada y de testimonio creíble a su corazón inmaculado. Los ojos puestos en su Señor, mientras se hace su voluntad, según su palabra. Tras ella, apuntando hacia la eternidad del horizonte, la primera cruz de guía, de la que cuelga un sudario que nos reviste y nos pone en camino.
Tomás González
Fotografía: José Fernando Santos Barrueco