OPINIóN
Actualizado 27/03/2014
Manuel Rodríguez García “Marogar”

Este último domingo hubo personas felices, o infelices, según el grado de implicación con el Real Madrid o Barcelona. Dicen algunos expertos que así se "desfogan" de sus trabajos diarios y, cuando gritan a los suyos, o al entrenador, o al árbitro, es como si estuvieran devolviéndole a sus propios jefes todas las broncas sufridas durante la semana. Quizás el neurobiólogo Pierre Magistretti nos da claves: "Nuestro cerebro incentiva y desincentiva a la vez. Por eso el ser humano es el único que puede hallar placer en el desplacer".

Hemos escuchado declaraciones "pre" y "post" partido del ya referido Real Madrid-Barcelona. Observamos de nuevo que, frente a una misma jugada, las discrepancias y los argumentos son contradictorios. El juego está lleno de alternativas pero cada cual arrima el "ascua a su sardina" y solo acepta la que le conviene. Asimismo se confirma que los árbitros nunca reciben gritos de aceptación, no se oye ninguna palabra amable a su favor, no se mantiene ningún discurso de apoyo aunque sus decisiones se hayan ajustado  a reglamento. Utilizando los argumentos más peregrinos, siempre unos estarán satisfechos y otros descontentos, todo dependerá del resultado final del partido.

Magistretti expresó en "Lavanguardia.com": "La palabra puede curar como un fármaco. Por eso el cerebro no es un mero contenedor de capacidades como el área del habla, el cálculo, la memoria?" Por tanto, si la palabra cura, ¿Por qué no nos hablamos con más frecuencia?? ¿Por qué cuando nos hablamos es para increparnos o insultarnos?? ¿Por qué utilizamos la palabra para desmotivar al prójimo y menos para ayudarle a mejorar sus estados de ánimo? Pero es que un sello distintivo del juego es el placer y el desplacer aunque pocos reflexionan con tranquilidad que ¡Un Real Madrid-Barcelona es solo un partido de fútbol?!

 

 

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Placer y desplacer en el Real Madrid-Barcelona…