Dicen los gobiernos del País Vasco y de Castilla y León que la asistencia sanitaria que reciben los vecinos de Treviño, enclave burgalés situado en Álava, tiene "las mismas garantías de cualquier otra zona" de estas autonomías. Una declaración que ambos ejecutivos se apresuraron ¡menos mal que en este caso no se han tirado los trastos a la cabeza! a hacer pública al hilo de la muerte de la niña de tres años Anne Ganuza el pasado lunes en un hospital de Vitoria.
Mucha coordinación, nadie lo pone en duda, aunque también, pero lo cierto es que una pequeña ha fallecido tras diagnosticársele una varicela, si bien su muerte, dicen los políticos, "no tiene vinculación con el cumplimiento del protocolo" sanitario.
Los ciudadanos de a pie no entienden de formulismos, ni nadie les obliga a ello, pero sí saben que tienen derecho a ser atendidos cuando lo necesitan entre otras razones porque para ello pagan sus impuestos ¡y de qué manera!
Lo ocurrido en Treviño pone de manifiesto que la sanidad no sabe de responsabilidades autonómicas y menos si éstas suman diecisiete entre otras razones porque en cada una de ellas los intereses, sobre todo si son políticos, nada tienen que ver.
Comentario aparte merecen aquellas voces que han intentado ganar adeptos a una causa, perdida por adelantado, porque no es tan sencillo, como ciertas personas creen, manipular a la opinión pública con argumentos con apenas contenido.
Ahora sólo queda aprender del error, apoyar a la familia de la pequeña y poner los medios para que situaciones como la ocurrida no vuelvan a repetirse. ¡A ver si es verdad!