Discúlpeme, don José, al final lo entenderá. Hace unos días podíamos leer una noticia en un periódico de ámbito nacional en la que se planteaba una kafkiana hipótesis, presuntamente avalada por banqueros, Gobierno y grandes empresarios, sobre la necesidad de que Rubalcaba esté en las Primarias socialistas por ser el único dirigente del PSOE que tiene mentalidad de estadista. Seguí leyendo y "la información" se resumía en la necesidad de contar con don Alfredo para construir la gran coalición PP-PSOE y contrarrestar el efecto en la próxima legislatura del presumible acceso de nuevos partidos al Parlamento. Hasta aquí de manera escueta la presunta "noticia" del presunto periódico.
Se presentaba como una información, pero como tenía todos los ingredientes de un análisis, permítasenos realizar un contraanálisis. Y por supuesto nadie pone en duda la valía del señor Rubalcaba, nadie le impedirá que se presente a las Primarias y si es el mejor candidato, que las gane, pero lo que nadie puede entender es que el PSOE, obrero español, necesite ser tutelado (banqueros, Gobierno, empresarios) por quienes presuntamente han sido los artífices del destrozo del tejido laboral, del robo de viviendas, de la pérdida de derechos de la gran mayoría de los españoles y del "tú más" dando patadas a ZP en el trasero de los trabajadores.
Qué se pretende con esto. Qué objeto tiene. Quién dice que el PSOE vaya a ser minoritario? Se nos ocurre, en primer lugar, que la información-opinión desea calar en las mentes de los votantes socialistas como si la coalición con el PP fuera una necesidad indispensable. En segundo lugar, toma la figura de Rubalcaba como si se tratara de una marioneta que se debe mover al antojo de Rajoy y de la señora Merkel. Y, en tercer lugar, quiere intoxicar como si la precariedad y el nuevo escenario en el que está inmersa la sociedad fuera un cigarrillo a medias entre el PP y el primer partido de la oposición.
Además, otra razón de peso que argumenta el artículo es la de un Rubalcaba que está mejor visto por la guardia tradicional socialista que el resto de candidatos. Así desdeña las apuestas de Patxi López, Madina, Carme Chacón y Pedro Sánchez y se apoya el artículo en Felipe González para decir que el expresidente usa la palabra "disparate" para abjurar de las Primarias con el deseo de que siga Rubalcaba. Todo el mundo sabe que Felipe González fue el mejor presidente español del siglo XX, pero por supuesto no es un profeta y ahí tenemos el "caso Almunia".
Nosotros nos atrevemos a decir al amigo Felipe que diga lo que le venga en gana. Rubalcaba es verdad que puede ser un buen presidente y esto sin coaligarse con un grupo al que sospechosamente no se le conoce oposición alguna por la derecha, donde los grandes capitales tienen sus trincheras. ¿Pero tan mal está el PSOE para tener como político de Estado solo a Rubalcaba? ¿No lo puede hacer bien cualquiera de los citados? Quizá estemos ante la argucia de decir que Rubalcaba sea el mejor para darle por todos los lados ante los que siempre lo han visto en el cartel. O al contrario, señalarle como su opción favorita y así encenagarle el voto y alejar éste hacia otras posiciones.
No obstante, me extraña que Felipe González, dado que él desembarcó en la Presidencia de Gobierno con apenas cuarenta años, no esté en estos momentos con la esperanza puesta en un candidato joven que ilusione a los jóvenes. ¿Cuánto tienen de verdad o de estrategia las palabras de Felipe? Quizá no sea aún el momento de descubrir las cartas y decir un nombre, quizá no sea el momento de Soledad Díaz.
¿Se quiere un candidato con experiencia pero que encandile a jóvenes y menos jóvenes? Pues bien, si cualquiera de los citad@s lo haría bien, todos ellos pueden esperar. Y me explico. Ahora, a nuestro entender, el pueblo, los trabajadores, no deberían alegrarse tanto por conocer el vencedor de las Primarias como asegurar que dicho ganador sea un peso pesado para ganar las Generales. Y si en ello pensamos, no nos ilusiona nada unas Primarias cuando ni siquiera se ve en las papeletas una opción de triunfo como la de José Bono.
Para batirse con un Rajoy de "duracell" hace falta un lenguaje en esdrújula como el que domina el manchego. Pero harían falta dos cosas: que él saliera del cómodo lugar que en la actualidad "okupa" en la Historia sin haber llegado a presidente de Gobierno, y otra, que los que no le quieren en su partido, por no sé qué tipo de virus, que alejen sus recelos y reconozcan la capacidad del otrora "Pepe". Sería de gran servicio a nuestro país.
Señor Bono, usted lleva más años en política que los tiros de Tejero en el Congreso, y la política le habrá dado algo que debería de agradecer. Demuéstrelo y haga de liebre de Rubalcaba o él sea un buen sacristán para usted. Pónganse de acuerdo. Uno y otro son jóvenes y, sin duda, son políticos de Estado.
(En la ilustración, Franz Kafka, el gran escritor austro-húngaro nacido en Praga, de quien deriva el término kafkiano por los extraños argumentos de sus obras).