OPINIóN
Actualizado 16/03/2014
Francisco Iglesias

He leído esta semana que el mayor legado que los padres podemos dejar a los hijos son dos: raíces y alas, y tengo que confesar que me ha parecido no sólo de gran belleza la metáfora, sino también muy acertada, además me ha hecho reflexionar sobre los cometidos que los padres tenemos en esa parte de camino que acompañamos a nuestros hijos y que es un continuo aprendizaje para ellos y para nosotros.

Ese camino donde los primeros pasos son torpes, inexpertos, cuando en tu cabeza escuchas una y otra vez "ahora entiendo a mis padres", en el que la ilusión y el miedo se viven con la misma intensidad y se convierten en compañeros de viaje para siempre. En mi caso debo reconocer que me restaron autoridad como profesional, pues mis consejos a los padres y madres que venían a preguntar al psicólogo ya no tenían la misma seguridad que dan los manuales, sino que se mezclaron con los temores de la experiencia, eso sí, gané mucho en empatía, supongo que nada mejor que pasar por la experiencia para ponerse en la piel del otro.

Yo aún estoy en la primera parte del camino, lo que no significa que mi responsabilidad con respecto al legado de mis hijos sea sólo la parte de las raíces, porque de las pocas cosas que me han quedado claras en el corto e intenso trayecto recorrido, pues confusas tengo muchas, es que las alas comienzan a crecer al mismo tiempo que las raíces, y en ese crecimiento, el de raíces y de alas, la labor de los padres y las madres es delicada, difícil, llena de sufrimiento y al tiempo de grandes satisfacciones, una de tantas contradicciones que tiene este viaje, en el que las ganas de abandonar aparecen igual que las alegrías que da hacer camino.

Los que me llevan ventaja avisan: "lo peor está por llegar", no lo sé, seguiremos paso a paso, con más de un tropiezo, sin duda, espero que también con muchos aciertos.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Raíces y alas