Dicen que hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer, ¡qué gran jornada para escuchar expresiones grandilocuentes que, al final, tristemente y como suele ocurrir, se quedarán en papel mojado! Pero, ante todo, hay que quedar bien y mostrar el convencimiento ?aunque sólo sea de pantalla- de lo que algunos están haciendo, de lo que otros están deshaciendo y de lo que se debería de hacer en el futuro. En fin, cada cual cuenta la feria, ya lo dice el refrán, tal y como le va en ella.
Lo lamentable de todo esto es el debate, cansino en ocasiones, de una discriminación que para nada es generalizada aunque lo político y popularmente correcto sea avivarlo pensado ?craso error, me parece- en captar adeptos a la causa.
Un año más y ya van unos cuantos un lema, en esta ocasión: "Igualdad para las mujeres: Progreso para tod@s" para subrayar cómo la igualdad de género, el protagonismo de las mujeres y el respeto de los derechos humanos son esenciales para el desarrollo económico y social y la erradicación de la pobreza.
Y si, como señala la ONU, los países donde hay más igualdad experimentan un mayor crecimiento económico ¿por qué a quien le corresponda no pone manos a la obra? Y si, a priori, se sabe de sobra donde está colocada la meta ¿por qué no se ponen los medios para alcanzarla?
Menos mal que ciudadanos, como el director de cine y autor de teatro madrileño Rafael Gordon augura, tal y como lo puso de manifiesto en su reciente visita a Salamanca, un "futuro pujante" para las mujeres frente al "complejo" que prevé para el hombre. Qué descanso porque entonces se acabará ese día en el que todo son buenos propósitos y promesas que, al final, si te he visto no me acuerdo.