OPINIóN
Actualizado 10/02/2014
Emiliano Tapia

La verdadera voluntad, la más sincera, es fundamental para todo cuanto tiene que conseguir el ser humano pensando en él mismo y en la propia sociedad.

Y esta voluntad, puesta en juego tratándose de problemas humanos de hondo calado, es imprescindible para poder caminar hacia el objetivo que pretendemos.

En todas las Instituciones Públicas salmantinas implicadas en la problemática del Barrio de Buenos Aires, e igualmente en los propios vecinos, parece que existe una voluntad común de avanzar conjuntamente en la búsqueda de soluciones. Este es el enorme paso que hemos dado en estas semanas.

En este sentido quiero apuntar  que la mirada y el esfuerzo de todos y de todas ha de estar puesto en un horizonte nada cercano; las prisas y los parches para salir del paso no son aconsejables. La verdadera voluntad ha de ir más allá.

El ejercicio que buscamos de unir voluntades, debe aunar planes y propuestas para buscar difíciles pero posibles soluciones a los problemas interrelacionados entre sí y derivados de la violencia, del narcotráfico, del descontrol en la adquisición y utilización de viviendas, de educación y cultura.

Porque tenemos identificado el diagnóstico, nos será más fácil avanzar en las propuestas; pero hemos de estudiarlas bien, darle y dedicarle el tiempo necesario y tratar de unir esfuerzos y voluntades.

Alguien ha de hacer, de forma imprescindible, la tarea de mediación entre el amplio colectivo que desde el gueto se está destruyendo con la actividad del narcotráfico y el resto de la población; y probablemente, este papel, le corresponda a alguien externo a todos nosotros y nosotras, y que además conozca en profundidad la situación.

Todo ejercicio de buena voluntad lleva consigo cuidar y defender derechos fundamentales de las personas; nadie debemos pisarnos cuanto de bien social y humano le corresponde como derecho a cualquier persona.

La voluntad hemos de ejercerla con mucha firmeza, pero, a la vez, con exquisito cuidado y respeto a todas las personas.

La venganza o el odio, el cansancio o el hastío, el enfrentamiento o las desconfianzas de hoy, nos pueden hacer imposible la convivencia  que buscamos para el mañana.

Las zancadillas, los "dimes y diretes"; los desalientos, las descalificaciones sin sentido, sobre todo llevadas a cabo entre vecinos y vecinas, no nos ayudarán nunca, ni para este momento ni para otro, ¡¡nunca!!. Hacer un ejercicio de racionalidad y voluntad colectiva es todo un esfuerzo de responsabilidad. Todos y todas hemos de ceder en algo y hemos de renunciar a lo individual en muchos casos para lograr el bien colectivo, no solamente del barrio, sino de la propia ciudad de Salamanca.

No hay atajos o caminos inútiles para el objetivo final. ESTE ES EL MOMENTO, o no lo habrá más. La voluntad necesita del esfuerzo, y este esfuerzo se concreta para las Instituciones Públicas en PLANES posibles y viables para un barrio que quiere, en muchos de sus habitantes de buena voluntad, evitar continuar haciendo un ejercicio inútil de paciencia vital.

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