OPINIóN
Actualizado 10/02/2014
Cipriano Pablos

O sea, de mierda y para los más finolis, de excrementos. Y si la democracia que tenemos es así, ¿a quién le echamos la culpa? Todos somos culpables porque nos conviene más hablar y reivindicar derechos, que asumir obligaciones. "El estado de obligación" (permítaseme la frase) lo necesitamos como el comer. Pero no somos culpables por igual. Los políticos van a la cabeza, porque hablar de derechos puede dar y da votos. Hablar de obligaciones puede restar y resta. Y cooperadores necesarios de los políticos son los jueces, por lo menos aquellos que, por su ideología y escasez de independencia (por eso llegan donde están) toman decisiones o dictan sentencias descabelladas.

El derecho a la libertad de expresión no puede ser ilimitado. Tiene que detenerse allí donde se empieza a faltar al respeto, al honor, a las creencias religiosas, políticas? del otro. Esto los progres no lo entienden, ejerzan de políticos, de periodistas o de sujetos puramente fóbicos. Ellos no tienen límites. Se los ponen a quienes no piensan como ellos, y no se conforman con llamarlos conservadores, no: son fascistas. Pues qué bien.

Cómo me gustaría que "fachas" o "progres", cuando alguna sentencia no les fuera a favor, le montaran "escraches" al juez correspondiente. A lo mejor ahí topábamos con los límites de algún derecho.

¡Cuántas barbaridades se comenten en nombre de la libertad de expresión o del deber de informar!

¿Belén Esteban, Matamoros? y otros pueden sentirse obligados a informar a sus televidentes? ¿Estos mismos televidentes, pueden reclamar el derecho a ser informados? ¿A ser informados de qué y por quién? Yo no soy periodista y escribo en este periódico. No me reconozco ningún deber de informar. ¿Y a todos estos que se meten en vidas ajenas, con nombre y apellidos, aún siendo cierto alguna vez lo que cuenten, están amparados por el deber de informar? ¿Alguien tiene derecho a ese tipo de información?

Como ciudadanos, lo que necesitamos es saber y conocer lo que hacen los políticos en el ejercicio de sus responsabilidades y lo que hacen los jueces y todos aquellos que tienen un poder público sobre los administrados, que podemos ser objetos de sus aciertos o errores.

Demasiada información iconoclasta, demasiada gente "ganándose la vida" y bien ganada a costa de terceros.

Qué sandeces se dicen tantas veces en nombre de la libertad de expresión. Y qué sensibilidades afloran en algunos, cuando quieren. Luis Aragonés (q.e.p.d.) llamó negro a Etoo, que se ve claramente que es negro, y le acusaron de racista. ¿Tenemos la misma sensibilidad para acusar de algo a quien ha llamado "hijo de puta" a Ortega Lara?
Pura escatología.

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