OPINIóN
Actualizado 07/02/2014
María Ángeles Rodríguez

Congresos, informes, conferencias, actuaciones, reuniones, comités, representaciones, eventos, consejos directivos  o de administración; jornadas informativas o formativas, desayunos de trabajo, comidas de preparación de actuaciones, cenas para llegar a acuerdos, visitas de cortesía. Viajes institucionales, comités ejecutivos, juntas directivas, encuentros informales o formales, plenos, comisiones de investigación, expertos, consejeros, asesores.

Y todo esto ¿para qué sirve? En la mayoría de los casos únicamente para marear la perdiz, y casi siempre para cobrar sustanciosa dietas.

Hablemos ahora de uno de esos Consejos: El Consejo de Cuentas de Castilla y León.  Los componentes de dicho Consejo suelen ser los llamados dinosaurios de los partidos políticos, a los que se les agradece los servicios prestados con un cómodo y bien remunerado retiro.

El informe que presentan esta semana se refiere a los contratos que han suscrito las consejerías y los organismos públicos durante el año 2010.

Según dicho informe, de los cerca de 6.500 contratos realizados se han analizado 70, y de estos 70 en 69 se han detectado diversas y variadas deficiencias, únicamente se ha salvado un contrato. El único que se libra se refiere a la compra de un vehículo por valor de 26.360 euros. Los 69 restantes, aquellos que no se ajustan a lo que marca la ley, tienen un montante de 263.000.000 de euros, y no se han revisado los 6.414 contratos restantes. Esto da que pensar? Yo creía que los primeros en dar ejemplo y cumplir las leyes tenían que ser los administradores de la sociedad.

Y concluye el informe diciendo que la Administración "cumple razonablemente con la legalidad" y además, si dicho informe  no es vinculante entonces ¿para qué sirve ese Consejo de Cuentas en Castilla y León?, hay retiros más productivos.

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