OPINIóN
Actualizado 06/02/2014
Luis Marcos del Pozo

?qué bueno era! La frase más repetida cuando ya no se puede contestar.

La vida, va marcando sinuosamente un camino  que estamos obligados a recorrer. A veces nos ofrece la posibilidad de mejorar esta vía, poniendo más trabajo, voluntad, ánimo etc. por nuestra parte; pero la meta siempre será la misma.

Ante esta realidad, muchos caen o caemos en la tentación de  no luchar o intentar mejorar, pues si realmente nuestro sino ya esta ahí, ¿para qué sirve la molestia y el esfuerzo?

Pero la realidad es mucho más amplia, nos da un abanico enorme de posibilidades para llegar en mejor o peor situación a la meta, para evitar sufrir o que los demás sufran, o ambas situaciones a la vez.

Somos maratonianos que nos entrenamos día a día para conseguir un objetivo, ¡vivir y dejar vivir! Llegar a nuestra meta sin dejar cadáveres por el camino y evitando que uno de ellos sea el nuestro.

En nuestro entreno tiene y debe de haber una carga de valores morales y éticos  que refuercen nuestra conciencia ante las dudas que en algún momento se nos planteen en el devenir de la vida.

Un entreno con una buena dosis de "hidratos" de atención, atención en la escucha y atención a los demás. Evitando esa enfermedad en la que muchas veces caemos y no figura en ningún tratado médico,¡vanidad! Sus síntomas nos hacen creer el centro del universo y si salimos un poco del núcleo, del centro de atención, nos genera un enfado y malestar que nos predispone a convertirnos en un volcán destructor  sin miramientos. Destruirnos y destruir.

"Proteínas" de realidad para cada día ver lo que nos rodea y sus necesidades no sólo nuestras necesidades, que en muchos momentos seguro que no coinciden, pero de alguna forma tendremos que realizar el puzzle para que no haya ninguna pieza perdida, que se atasque y no nos deje ver con claridad la imagen del fin que perseguimos.

"Estiramientos" de conciencia, para que no se nos anquilose, ni se nos acorte, ni se duerma, algo intangible  pero a la vez tremendamente necesario para poder dormir bien y así estar descansado para seguir con nuestra carrera, y como dice Quino en Mafalda "rebajar el índice de egoísmo es imprescindible para poder vivir".

"Pesas y fortalecimiento muscular" para soportar la cantidad de incongruencias y anormalidades que tendremos que saltar para poder llegar a la meta, lo menos magullados posible. Anormalidades, que de tanto usarlas se convierten en "normales", porque éstas no se gastan , al contrario, se estacionan y abarcan tanto espacio que no nos dejan maniobrar.

Y agua, mucha agua, muchísima agua para poder beber y lavarnos y desprendernos de todo lo que cada día nos cae encima y poco a poco no nos deja o nos incómoda al caminar. Agua a presión que nos libere de las muchas obligaciones no obligatorias ni necesarias y deje lugar a las moralmente necesarias aunque tampoco obligatorias, pues la condición humana nos deja el poder de decidir, la libertad de opinar y de corregir nuestro rumbo, esa es la gran diferencia con nuestros cuasi hermanos primates, aunque en algunas ocasiones no nos diferenciemos mucho y sus sentimientos sean más fuertes que los nuestros.

El crono esta ahí, cada cual marca un tiempo, pero que sea limpio en la llegada y el trayecto. Que podamos mirar a los ojos a cualquiera sin tener que bajar nuestra mirada y asentir  "si me "dope" sin importarme nada ni nadie" con el único fin de despejar mi camino aunque embarrase la calle de la lado.

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