OPINIóN
Actualizado 02/02/2014
Policarpo Díaz

Tenemos la intención de ir conociendo, estudiando, admirando? el arte salmantino con los jóvenes universitarios que acuden a nuestras convocatorias. Es casi lo mínimo que podemos hacer: aprovechar la oportunidad grandiosa que nos brinda esta espléndida ciudad, repleta de arte, de museos, de templos, de plazas, de zonas de incalculable valor artístico. Y de este modo, al menos un viernes al mes por la tarde, lo queremos dedicar a esta noble tarea. No como simples paseantes que de vez en cuando hacen una foto y a la menor se meten en las tiendas de souvenirs, sino como universitarios que queremos abrir bien los ojos y la mente a la historia de esta ciudad plasmada en la historia del arte de la misma. De este modo queremos conocer a fondo los tesoros humanísticos y religiosos de las dos universidades, de las dos catedrales, de San Esteban, las Dueñas, las Claras, la Casa Lis, la Purísima, ese conjunto de iglesias románicas que se esconden humildes entre los edificios de la ciudad que casi las asesinan (Santo Tomás, San Cristóbal, San Juan de Barbalos, San Marcos)? Quizá también alguna exposición aprovechando alguna de las salas geniales que tenemos en Salamanca, públicas o privadas? No es difícil esta tarea.

Quizá sea más difícil la actividad que queremos que sea complementaria también otro viernes al mes. Porque, querido lector, en esta ciudad nuestra hay otros templos, otros museos, otros retablos? Son preciosos y encierran dentro tanta hermosura, que sólo se es capaz de ver con unos ojos educados para la ocasión. Me estoy refiriendo a la hermosura de la Casa Escuela Santiago Uno, a la belleza del Proyecto Hombre, a la grandeza de la Casa Samuel y del Padre Damián, a lo admirable que es cualquier proyecto de Asprodes, de Cruz Roja o de las Hijas de la Caridad? Hay mucho, mucho arte oculto en nuestra ciudad. Hay mucha belleza en ese aparente caos que puebla cualquier trastienda, alejada de escaparates y de la galería. Hay mucha armonía en el deseo de vivir la solidaridad. Hay mucha filigrana en las obras que trabajan con desmesura por devolver la dignidad a las personas que por culpa de muchos sufrimientos viven sumidas en la marginación. Hay muchos catedráticos que dan sus clases no desde las tarimas de las aulas, sino desde el servicio paciente, generoso y entregado de estos y de otros centros. Y también hay mucho alumno aventajado, sobresaliente y cum laude, entre ese perfil de hombre y de mujer que ha sabido esforzarse para levantarse de su marginación e iniciar una nueva vida.

En Salamanca hay mucho, mucho, mucho arte. Alguno visible y admirado por todos. Otro aún por aflorar, pero lleno de dinamismo y de humanidad.

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