Se decía en latín y se traduce en castellano: "quod natura non dat Salmantica non praestat", o sea, lo que en versión libre viene a decir que la afamada Universidad de Salamanca no puede darle a nadie lo que le negó la naturaleza. Ni el estudio, ni la memoria, ni la inteligencia pueden suplir aquellos dones que sólo vienen concedidos al nacer, ajenos a los libros, los apuntes o los manuales oficiales. Un servidor, por ejemplo, quiso ser músico, al menos saber tocar la guitarra (para
Traigo a colación mi ejemplo (negativo) como muestra clara de un hecho común a muchos. La naturaleza es caprichosa y de la misma forma
Esta demostración viene a constatar que no nos queda más remedio a los humanos que buscar nuestras propias actitudes con la eficacia que proporciona la aptitud, buscando siempre el camino más adecuado a nuestras condiciones
Pero con graves problemas para nosotros: ahora
La imprenta cambió el mundo, allá en la Edad Media; todo se revolucionó. Hoy, en los últimos veinte años, ese mismo mundo está dando más vueltas que una peonza cada día. Nos sobrepasa la tecnología, que desborda a sus propios inventores. Google es el profesor total, a la vez que un Gran Hermano postmoderno, mucho más allá de lo pensado por George Orwell. Todos vivimos sobrecogidos, eclipsados, anulados. Ni la Universidad de Salamanca, tan famosa, tan bien tratada por la Naturaleza a lo largo de siglos, es capaz de darse cuenta
Pero debemos insistir. La globalización no es la panacea. En Internet no está el bálsamo de Fierabrás del Caballero de la Triste Figura. El pensamiento puede ser más rápido, pero eso no significa que sea el mejor posible. Necesitamos centrarnos, resituar los desafíos en un tiempo cambiante que no debe destrozar el cerebro humano. El "Homo Decissor", como algunos lo llaman. Hoy en día en un mes se tambalean todos los parámetros, de ahí que las empresas deban replantear sus estrategias a la velocidad de la luz si quieren sobrevivir al futuro. Con el añadido de la competencia feroz porque los conocimientos llegan al mismo tiempo a Sebastopol, a Salamanca, a Tokio o a Barcelona.
Hoy el mundo, nos guste o no, es físico y on-line, es real y virtual, es individual y colectivo. Es próximo y lejano, es negro y en colores, es barato y es caro, es sencillo y es complicado; es, a pesar de todo, como siempre. Porque, en el fondo, la vida desde Atapuerca, desde antes, desde siempre, ha sido compleja y evolutiva. Pero lo que no podrá cambiar nunca Google