"Yo estábamos??" Lo que me ha gustado eso del "yo estábamos" Me conmueve, me emociona, esas dos palabras me hacen sentir número, tropa o especie. Despojado de una mochila con iniciales, de un cartón colgado del cuello, de un pasaporte, de un carnet de identidad, de apellidos y nombre. Ellos ya estamos de espaldas a las crueles torres (enhiestas) acusadoras: ¡tú y la eternidad¡ Yo soy ellos. Ellos han dejado su huella en mí y yo la he transmitido en otros. Todos co-creamos este mundo inhóspito, a veces, pocas, entrañable. Sin embargo, muchos y muchas enamorados siguen de su self único ¡Por dios¡ original. Irrepetibles biografías amañadas, falseadas, inventadas y, a la postre, aburridas todas ellas, sin excepción, son. Al final, la suave brisa del tiempo hará de las montañas valles y de las historias sagas. Sagas de los yoel y no de los yoes. Por eso me siento tan errante y tan jodido. ¡Mencioné la "bicha"¡ Metí el dedo en el ojo de la ortodoxia tocada con kipa o yarmulke, bonete o solideo, de uno y otro lado: de los anti y de los pro. Hoy, por ahora, de momento no ascenderá de nuevo el humo de los yoel, de los schlemilh (parias). Se volverá a repetir tal historia, no obstante, con otras tramoyas y nombres. Nuevas canciones cantarán los Gefangene (prisioneros) de vuelta al Lager (campo de concentración) distintas a Rosamunde (..schenk' mir dein Herz und dein Ja) (dame tu sí y dame tu corazón) y quizás los que vengan balbuceen algo más empalagoso, por ejemplo:I am still loving you, I need your love (aún te quiero, necesito tu amor). No se trata de un drama, más bien de una tragedia de lo que ahora se habla. ¿Están echadas las cartas? Así creo, las cartas están otra vez echadas. No obstante? no obstante. Y en ese "no obstante" irrumpe, irrumpirá, lo gratuito, irrumpe incontenible Bach fugándose y Soutine con sus tejados derrumbados y Utrillo con sus calles clausuradas y Sesler y la Hava Nagila, Chagall con sus enamorados voladores y los que se dejan matar sin abrir la boca y los que dan cobijo al perseguido por perros a sueldo asesinos. Y, una vez más, como ha venido sucediendo a lo largo de la historia, solo, solo por esos pocos merecerá la pena seguir viviendo.