El papel económico y social del pequeño comercio como espacio que refuerza la vecindad y que satisface las necesidades del día a día, desde la carne o el pescado hasta el pan pasando por la ropa o el calzado. Los pequeños comercios son imprescindibles para los barrios porque en torno a ellos se crean puntos de encuentro, de vecindad. Más allá de la compra se convierten en espacios socioculturales en los que además de las relaciones entre clientes, los comerciantes favorecen las tertulias, son receptores y difusores de información, canalizadores de relaciones sociales, ya que facilitan el reencuentro mutuo como vecinos generando de este modo sentido pertenencia al barrio, vida vecinal. Otra destacada cualidad del pequeño comercio es que está cerca de casa, y, esto nos permite ir andando a comprar, lo cual nos simplifica la vida diaria, ahorra costes y carburante, es más ecológico.
Desde tiempos inmemoriales el comercio generó sendos encuentros, aquella legendaria "Ruta de la Seda" que conectaba, Oriente y Occidente, hoy por hoy hasta la frutería o el kiosco más humilde de un barrio genera relación interhumana. Además de canalizar favores y ayudas.
Desde que la crisis se ha instalado en nuestra existencia "si es que no hay dinero", comentan varios comerciantes. Es evidente que la precariedad laboral y el desempleo, junto a la falta de un horizonte esperanzador, han supuesto que los comercios "no hayan hecho las navidades".
Según algunos expertos en tiempos de crisis, el pequeño comercio mantiene el empleo, mientras que los grandes comercios pierden más mano de obra; los pequeños comerciantes son capaces de adaptarse y hacer frente con éxito a las distintas coyunturas.
Lejos está la idea de que el pequeño comerciante no ofrece la misma profesionalidad y añade un plus, el del buen trato; de trato personal y personalizado frente al impersonalismo de la sociedad en general y de la economía en particular.
Una interrogante ¿harás las compras de rebajas en el pequeño comercio? Una propuesta, ¡hazlo!