OPINIóN
Actualizado 01/01/2014
Jorge Moya

Iba a escribir sobre de la familia, sobre su importancia como base para un futuro óptimo, socialmente hablando. Iba a hablar sobre que las relaciones inter-sociales, más allá del puro individualismo, convierten al ser humano en personas. ¡Ojo! No confundirse con la social-democracia económica que, demostrado una y otra vez, sólo lleva al fracaso social; por no hacer de esta columna un lago de bostezos interminables, se me ha ocurrido mostrarles una teoría que explica perfectamente todo lo que quería decirles.

Consideren un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas ventanas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio, y si está abandonado, es posible que sea ocupado por ellos.

O consideren una acera o banqueta. Se acumula algo de basura. Pronto, más basura se va acumulando. Eventualmente, la gente comienza a dejar bolsas de basura de restaurantes de comida rápida o a asaltar coches.

George L. Kelling, creador de la teoría, fue contratado como consultor para el Departamento de Tránsito de la Ciudad de Nueva York en 1985, y David Gunn implementó medidas robustas para probar la teoría de las Ventanas Rotas. El grafiti fue enfocado intensamente, y el sistema del metro fue limpiado línea por línea y coche por coche, de 1984 hasta 1990. Kelling también ha sido contratado como consultor por la policía de Los Ángeles y por el Departamento de Policía de Boston.

En 1990, William J. Bratton fue nombrado jefe del Departamento de Tránsito de la Ciudad de Nueva York. Bratton describió a George L. Kelling como su "mentor intelectual", e implementó tolerancia cero a la evasión de multas, métodos de procesamiento de arrestos más sencillos e investigación de antecedentes en cualquier persona arrestada. El alcalde republicano Rudy Giuliani adoptó también esta medida, de manera más firme, en la ciudad de Nueva York, desde su elección en 1993, bajo los programas de "tolerancia cero" y "calidad de vida".

Así que, la política de "tolerancia cero" de Giuliani fue parte de conjunto más amplio de reformas, muchas de las cuales ya estaban avanzando desde 1985. Giuliani hizo que la policía fuera más estricta con las evasiones de pasaje en el metro, detuvo a los que bebían y orinaban en la vía pública y a los "limpia parabrisas" que limpiaban los vidrios de los coches y demandaban remuneración por el servicio. Las tasas de crímenes, menores y mayores, se redujeron significativamente y continuaron disminuyendo durante los siguientes 10 años

Visto lo cual y considerando que España tiene alguna que otra ventana rota, llamemos rápido al cristalero porque, si seguimos así, y utilizando las palabras de aquel político del capullo en la mano de cuyo nombre no quiero acordarme, "A España no la va a reconocer ni la madre que la parió".

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